ROCA (AR).-Ciertas personalidades de la cultura, no ameritan mayores presentaciones. En el caso de Alicia Fernández Rego, baste decir: maestra del teatro. O, si se quiere ser un poco más gráfico: maestra de las tablas nacionales. Hace unos meses este saber popular se transformó en un reconocimiento público: Alicia recibió el premio a la trayectoria que entrega el Instituto Nacional del Teatro. Una vida dedicada al arte de la representación. Y en la hoja de ruta, miles de experiencias, postales vivas que no pierden la intensidad.

Fernández Rego no ha aflojado el ritmo. A los 80 años su producción teatral es incesante. Ahora con un espectáculo donde teatro, música y poesía se entrecruzan en un mismo sueño colectivo. "Aunque siempre he estado dedicada al teatro, esta obra tiene un aspecto musical que la diferencia. Estoy integrada a un hecho musical", le explica Alicia a "Río Negro", en una conversación que desarrolla horas antes de la presentación de "Al filo del alba", hoy por la noche en Casa de la Cultura de General Roca.

"Al filo del alba" está edificada en fragmentos. Es una obra cuidadosamente ensamblada en la que persiste la búsqueda del impacto que son capaces de producir juntas las palabras y sus primas hermanas, las notas musicales. La poesía, antes que literatura, es música en esencia. El equipo de artistas que han coincidido en la estructuración de la obra es también una reunión de talentos: el actor Darío Altomaro, Naldo Labrín (otra figura del arte que no necesita preámbulos), Marcelo Piñero (guitarra, voz, cajón), Marcela Caldironi, (voz), Adrián Lachowicz (guitarra y voz). Juntos han logrado que una quimera, el éter de la música y la invisibilidad de la poesía, se vuelvan un acontecimiento artístico.

-Después de todos estos años, ¿cuál es tu sensación a la hora de subirte al escenario a interpretar poesía?.

-Lo he hecho toda mi vida. Soy una admiradora de la poesía. De la palabra. No es una novedad. Lo que sí es nuevo para mi es que se trata de un espectáculo musical. Aquí la música está puesta como elemento principal y yo estoy integrada a ello. Y el espectáculo me parece hermoso, son poemas maravillosos también. La poesía nació para ser de todos.

-La poesía es parte de la música. Es música, en definitiva.

-Lógicamente. Un buen actor tiene que comenzar por la poesía. Es un paso en su carrera.

-¿Cuáles son tus sensaciones con esta obra tan particular?

-En esto hay una parte anecdótica porque Naldo y Darío fueron mis primeros alumnos en los años 60, en Bellas Artes. Hemos trabajado juntos muchas veces. Pero en esta oportunidad ellos me invitaron. Lo curioso es que en el estreno de la obra yo cumplía 80 años. Respondiendo a tu pregunta, es una sensación fuerte. El estar con estos artistas a quienes aprecio me hace sentir segura, acompañada, cómoda. La música y la poesía que componen el espectáculo es excelente en todo sentido.

-¿Cuáles son tus reflexiones íntimas a la hora de pensarte como una artista de 80 años que se mantiene en el escenario?

-Uno se hace actor y hace teatro para decir cosas. Me gratifica saber que aun puedo decirlas. No es comparable está época que otras, son ciclos. En la vida hay muchos. A mi edad no tengo menos dudas sino más. Mi duda es saber si podré estar a la altura de los acontecimientos. El aspecto físico influye en esto porque el teatro es muy exigente en ese sentido.

-¿Cuales son tus proyectos, tus sueños en este momento?

-Mi intención es hacer una obra nueva, pero ahora estoy concentrada en esta. Todavía quiero subir al escenario y decir lo que pueda. En "Al filo del Alba", no se escatimó en la búsqueda de la belleza, de la excelencia, la selección ha sido muy rica y me gusta saberme parte de eso.