El gobernador de Chubut, Mario Das Neves vaticinó ayer que "así como se terminó el menemismo y el duhaldismo, se está agotando el kirchnerismo". Consideró además que si bien la presidenta Cristina Fernández, "va encauzando los problemas y revirtiendo algunos malos gestos tras el conflicto con el campo que nos desestabilizó emocionalmente a todos, se limó el vínculo entre el gobierno y la gente".
En vísperas del lanzamiento de su candidatura presidencial para 2011, Das Neves, reconoció ante "Río Negro" que si bien en los últimos dos meses Néstor Kirchner "ha bajado el perfil, sigue influenciando todos los días" desde la residencia de Olivos.
Das Neves reprochó al gobierno su "autismo", pero también descalificó a los miembros de la mesa de enlace agropecuaria, a quienes definió como "los grandes del buen humor".
- Aparece diferenciándose de los Kirchner, pero siempre se dijo que usted influía en ellos ¿Qué pasó?
- Soy de los que no se callan. Cuando no hay diálogo y no se busca consenso y cuando vemos que se arremete alegremente como hizo Kunkel, contra el cardenal Bergoglio, entramos en un punto de inflexión. Me preocupa la confrontación constante.
- ¿Lo que antes fue bueno ya no lo es?
- A Kirchner lo conozco de hace más de 20 y pico de años. Su carácter es difícil. Cuando comenzó tuvo que imponer una disciplina muy fuerte porque veníamos del vacío de (Fernando) De la Rúa. Pero en el segundo período se encerró con 3 o 4 personas y no escuchó los consejos. Así se fue paralizando el país. Pero no midió que nada dura para toda la vida. Cristina tenía todo para ser distinta, pero la sociedad se sintió maltratada y cuando trastabilló, al minimizar el problema con el campo, le pegaron muy duro.
- Sin embargo la Presidenta ha hecho cambios últimamente...
-...Cambió el tono e incluso tomó decisiones de fondo importantes, pero ya no luce como antes. Hay muchas broncas acumuladas. La clase media mejoró su nivel de ingresos y calidad de vida. Con los bolsillos llenos, se empezó a fijar en lo institucional. El gobierno no ha sido cuidadoso: hubo, sobre todo en la época de Alberto Fernández, un deterioro en la relación entre la Nación y las provincias.
- ¿Ya se maneja como un opositor?
- Hay que inaugurar otra etapa. Estoy a favor de la acumulación de reservas y del superávit fiscal. También de las importantes obras que se hicieron en el interior. Pero hay que dar un giro: descentralizar y socializar la información sin llegar a un estado de asamblea. No hay que discutir un punto más o menos de coparticipación, sino llevar la proporción de 71 a 29, a 60 para la Nación y 40 para las provincias.
- ¿Entonces se le dio vuelta a los Kirchner?
- El que avisa no traiciona. Mandé muchos mensajes de que esto así no funciona. Llegué a la gobernación sin el apoyo del ya electo presidente Kirchner, en 2003. Kirchner primero le levantó la mano a Lizurume, porque de acuerdo con la táctica de Alberto Fernández, le hubiera gustado que ganara el radicalismo en Chubut. Después me levantó la mano a mí. Esas son las cosas que no me convencen.
- ¿Qué le reprocha a los Kirchner?
- A mí me votó el 72% de la población. Nunca escondí mi peronismo, ni ando subiendo y bajando el retrato de Perón y Evita y cantando la marcha de acuerdo con las circunstancias o conveniencias políticas. Soy de los que abren el juego y dialogan con todos los sectores.