Carlos Kauffmann, uno de los ex socios de Guido Antonini Wilson, que se declaró culpable de actuar como agente encubierto de Venezuela, y que testifica en el juicio en Miami alrededor de la valija con 800.000 u$s, volvió a señalar al ex funcionario Claudio Uberti como el verdadero dueño del dinero. Así, el ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) y quien fuera uno de los nexos entre la Casa Rosada y Venezuela volvió así a escucharse en la Corte Federal de Miami.

Kauffmann además declaró que colaboró con Venezuela porque temía que el escándalo perjudicara los negocios millonarios que hacían con Hugo Chávez.

En su segundo día de declaraciones como testigo, Kauffmann admitió que él y su ex socio Franklin Durán -el único que mantiene su inocencia y es el centro del juicio- intentaron contactarse con altos funcionarios del gobierno de Hugo Chávez para comunicarles que no estaban involucrados, consignó AP.

En ese sentido, el empresario venezolano expresó que Durán era el encargado de dialogar con la policía de inteligencia Disip, y él intentaba comunicarse con el presidente de PDVSA, Rafael Ramírez.

"Franklin ya había hablado con (el general Henry) Rangel Silva, así que mi preocupación era encontrar a Ramírez", sostuvo Kauffmann, al ser interrogado por el abogado de Durán, Ed Shohat.

El único de los acusados que se declaró inocente es Durán, de 41 años, y por ello es enjuiciado. De ser encontrado culpable por el jurado, podría enfrentar una pena de hasta 15 años de prisión. En cambio, Kauffmann y otros dos acusados se declararon culpables y resolvieron colaborar con el gobierno estadounidense para que les reduzcan sus condenas.

Sentado en el banquillo de los testigos, Kauffmann explicó que junto a su socio Durán colaboraban con la Disip para convencer a Guido Alejandro Antonini Wilson que ocultara que el dinero era del gobierno de Chávez para la campaña electoral de Cristina Kirchner y para convencerlo de que firmara un poder autorizando a un abogado a defenderlo en la Argentina.

Kauffmann admitió además su temor a perder los negocios con el gobierno de Chávez. "Estábamos preocupados porque dimos nuestra palabra" a Rangel Silva de que íbamos a ayudarlos con Antonini, expresó. "Teníamos preocupación por nuestros negocios, por nuestros sentimientos...", señaló el empresario que un día antes reveló que el gobierno venezolano le pidió que interviniera en el escándalo presionando a Antonini para que no revelara "la verdad" sobre el dinero.