Miércoles 01 de Octubre de 2008 Edicion impresa pag. 28 y 29 > Sociedad
¿Hablamosde sexo con nuestros hijos?
Todavía hay cierto temor de los padres a dialogar sobre sexo. Los prejuicios de género es el principal obstáculo.

Se volvió prácticamente una forma de saludo, común entre los adultos y sus hijos e hijas adolescentes cuando estos salen de casa: "Cuidate". Todos lo dicen, pero, ¿qué significa? Puede querer decir llevar un abrigo por si refresca, ir por la sombra, no meterse en problemas, de no llevarse materias en la escuela, de no despeinarse. ¿De qué "hay que cuidarse"? Puede ser de la lluvia, de los ladrones, de las peleas, de "la droga", de "la inseguridad", de tantas cosas.

El caso es que, según un trabajo de investigación cualitativo anual realizado en Buenos Aires por el Centro Latinoamericano Salud Y Mujer (CELSAM), muchos padres, cuando les dicen a sus hijos adolescentes "cuidate" al abrirles la puerta de casa para salir, de noche o de día, creen cumplida su cuota de "hablar de sexo" con ellos.

Mientras tanto los chicos y chicas consideran a esos papás y mamás que sólo les dicen "cuidate" al salir como padres que tienen a la sexualidad como tema tabú. El resultado: un diálogo, pero de sordos.

En este trabajo que la filial argentina del CELSAM realizó ya por quinto año consecutivo y cuyos resultados presentó en la Semana de Prevención del Embarazo Adolescente No Planificado, se focalizó en los padres de los adolescentes. "Mucho es lo que se habla de lo poco que saben los y las adolescentes sobre prevención -afirma la ginecóloga Alicia Figueroa- pero poco se conoce acerca de qué saben sus padres y qué les transmiten".

El estudio involucró a 100 varones y mujeres padres de 70 adolescentes de ambos sexos. Se les preguntó cómo abordaban este tema con sus hijos, en qué momento, de qué manera y en qué términos. Y resultó que "todos los adultos entrevistados consideraron que hablan con sus hijos", según comenta la doctora Karina Iza, también ginecóloga del CELSAM.

Pero cuando se profundizó en el tema, agrega, "sólo un tercio de los padres y madres sostuvieron que la sexualidad es un tema abordado con asiduidad y naturalidad en el seno familiar", sostiene la especialista.

 

Querer, todos quieren

 

Los adultos, según esta investigación, tienen un genuino interés por la sexualidad de sus hijos, pero a la hora de abordar el tema, suele imponerse el temor a dañar por informar, el sentimiento de no ser capaces de hacerlo correctamente por falta de conocimiento, o simplemente la fantasía de que aparecerá un interlocutor más idóneo en la escuela o, peor aún, en los medios de comunicación.

La psicóloga Andrea Gómez explica que en el silencio familiar "convive la ambivalencia de sentir a sus hijos muy chicos para hablarles, o

por el contrario ya muy maduros y conocedores de estos temas". Un tercio de los progenitores asume una postura rígida y poco participativa. "En esos hogares se instaura un monólogo dogmático que pretende cuidar desde la prohibición, el interrogatorio y la pesquisa", comenta Gómez.

"No resultó infrecuente que estos padres admitieran revisar los cajones o leer cartas que sus hijos les envían a los amigos". Esta conducta es percibida por los adolescentes como un "reto" o simplemente un ordenamiento de cosas prohibidas, que los lleva a cerrarse y no compartir sus vivencias y preguntas en sus casas.

 

Aparentes paradojas de la vida sexual

 

Las chicas, asumen todos, tanto padres como madres, requieren más cuidado y protección; y sin embargo, la realidad es que con ellas se habla menos del tema. "Sólo 6 de las familias consultadas declaran no tocar el tema con sus hijos varones, mientras que el doble, 12 familias, refiere que no habla con sus hijas de sexualidad", cuenta una de las expertas del CELSAM.

En cuanto a las pastillas anticonceptivas, Figueroa sostiene que hay muchos prejuicios sobre su uso, derivados de que éste supondría una vida sexual intensa que los padres no siempre están dispuestos a aceptar en sus hijos: "La recomendación de la pastilla -por parte de la OMS- se basa en que es segura y sumamente efectiva al tiempo de que la toma de los comprimidos se produce en un momento diferente al del encuentro sexual, lo que evita que la impulsividad del momento favorezca el no uso del método", señala Iza.

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