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Piedra libre | ||
En Nueva York, Cristina defendió el modelo económico K y afirmó que EE. UU. deberían tener un "plan B". Su protagonismo allá fue opacado por las secuelas de corrupción del juicio por la valija, en Miami. Se trabó momentáneamente el proyecto de jubilaciones móviles y Cobos demostró autonomía. | ||
Cuando se descubre el juego, la magia se evapora. Este aserto, válido en la vida, parece calzarle a la perfección al gobierno de Cristina Kirchner. El encanto -que quizá nunca fue tal, aunque sí existió una popularidad legitimada en las urnas hace casi un año- se disipó como las volutas del humo de un cigarrillo. " Si anuncia que pagará al Club de París, se le objeta la forma y el descuido hacia las clases más desprotegidas. " Si proyecta un cambio en el sistema jubilatorio, para ajustarlo dos veces anualmente, la oposición vuelve a unirse denunciando trampas y confiscaciones y hasta genera el rechazo de sectores sindicales amigos. " Si busca normalizar la relación de manera "más favorable" con los tenedores de bonos que no entraron en el canje de la deuda externa y así "restituir la confianza y la credibilidad" entre los inversores internacionales, sectores progresistas aliados ponen el grito en el cielo. La trascendente visita a los Estados Unidos de Cristina, donde se atrevió a elogiar las bondades del modelo "A" de la Argentina kirchnerista y aconsejar a los grandes popes del capitalismo que es a ellos a los que les llegó la hora de desempolvar un "plan B", fue opacada en los medios por el juicio en Miami a Antonini Wilson. El ciudadano venezolano-norteamericano apunta al presidente Hugo Chávez pero salpica, y cuánto, a Claudio Uberti y Julio De Vido por las derivaciones de la valija -o valijas- repleta de dólares ingresada ilegalmente en la Argentina en agosto del 2007, presuntamente para la campaña electoral del oficialismo. "Nos pegan por derecha y por izquierda. Hablar mal del gobierno es una práctica habitual en la televisión. Defenderlo es políticamente incorrecto", se sincera uno de los espadachines K que visualiza un escenario de mayor confrontación y un refugio en el peronismo que, para que negarlo, también es un torbellino, por más que termine rindiendo pleitesía al poderoso de turno y, sobre todo, a la "caja". Los ánimos están exacerbados. ¿Cómo no, en un país donde se genera un trágico accidente en la ruta por la quema de gomas de un grupo de gremios? En la Rosada, se trató de minimizar el protagonismo fotográfico que tuvo el vicepresidente a cargo de la Presidencia, Julio Cobos mientras Cristina desfilaba por los principales escenarios estadounidenses, compartía una mesa con George Bush y departía, en compañía de su esposo Néstor, con Tom Shannon, el subsecretario preocupado por preservar los vínculos bilaterales. Todo esto en medio de la balacera verbal de Antonini Wilson, un personaje de avería que no le va en zaga a los otros pasajeros del avión contratado por la estatal Enarsa en agosto del 2007. Las poses junto con el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, y el reelecto titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, irritaron entre otros al senador Miguel Pichetto, quien acusó a Cobos de conspirador y de practicar una "deslealtad insostenible". Luego, moderándose un poco, le pidió que si se queda en el gobierno practique la prudencia y no se ponga del lado de los "enemigos". Al margen de las expectativas difusas en el tiempo que despierta Cobos, el campo liderado por Buzzi, Alfredo de Angeli y el nuevo presidente de la Rural, Hugo Biolcatti, ya planea una nueva protesta, después de haber hecho caer la iniciativa de retenciones móviles. Sin embargo, las quejas vuelven a recrudecer. "Se está peor por culpa de los costos", remarcó Biolcatti, el reemplazante del más moderado Luciano Miguens. "Tenemos por lo menos cuatro frentes abiertos: recalcitrantes de la oposición en el Congreso, peronistas resentidos con los Kirchner, sectores económicos que odian al gobierno y una articulación agraria que se siente envalentonada y va por más". La enumeración no agota el arco de los malquistados con la actual administración, aturdida por algunos hechos de corrupción como el protagonizado por el "valijero" Wilson, pero confiada en su recuperación basada en los indicadores económicos y en la inexistencia de un liderazgo constructor aglutinante en otras veredas. "Enfrente no hay nada", respiran los K sin dejar de mirar de soslayo a Macri, Cobos y "Lilita" Carrió, de la Coalición Cívica, que se aprestan para las legislativas del 2009. Herida de muerte la Concertación Plural -los radicales K vuelven sobre sus pasos-, los Kirchner se recostarán en los gobiernos de color justicialista y se esforzarán por neutralizar a Eduardo Duhalde y a los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá. En Nueva York, Cristina volvió a defender los números del INDEC, sin dejar de reconocer por primera vez que la inflación es un problema a cuya solución debe aportar el Estado y los empresarios. Y se alineó con Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo internacional, pese a que Irán no se mosqueó cuando reclamó que permita que los señalados de estar involucrados en los atentados de Buenos Aires puedan ser juzgados en la Argentina. ARNALDO PAGANETTI arnaldopaganetti@rionegro.com.ar | ||
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