El tironeo político planteado por los concejales de la oposición acumula gestos preocupantes de liviandad, que exhiben una falta de criterio e idoneidad peligrosa para el conjunto de la sociedad local.
Esta semana el Deliberante sumó dos gestos que degradan la calidad de su trabajo: la contradicción de postergar el tratamiento del veto a la ordenanza de "Dos Valles" tras haber creado una comisión especial para apurar la corrección del texto original, y el inconsistente pedido de expropiación de tierras para el vertedero municipal.
El primero no pasó inadvertido dentro del debate legislativo, ya que el concejal Claudio Otano (Concertación) le pasó una pesada factura a sus pares al cuestionar la actitud dilatoria.
"Yo entiendo el juego de la política y la necesidad de búsqueda de rédito de la oposición pero el trabajo de la mesa de Enlace fue consensuado, y contaba con representatividad institucional para su tarea" dijo. Otano renunció a la comisión de Enlace advirtiendo que "de preservativo no me usan más" antes de pegar el portazo.
Salvando el contaste de actitud con la premura impuesta a la sanción de la ordenanza y su posterior reformulación, no resulta grave que los ediles se tomen una semana adicional para estudiar los cambio de la controvertida norma.
En cambio si resulta alarmante la escasa seriedad con que abordaron el traslado del vertedero municipal, tanto por la complejidad de la problemática como por la desprolijidad del trabajo normativo plasmado en una Comunicación.
En su apuro por "marcar la cancha" los concejales de Sur impusieron un documento de dudosa validez, que no detalla la datos catastral ni la ubicación exacta ni la extensión de la tierra que se pide expropiar a la provincia.
Y lo más triste es que, por distracción o desinterés, los ediles de los demás bloques políticos tampoco advirtieron la inconsistencia del documento ni reclamaron la debida adecuación técnica antes de levantar la mano. Palo y a la bolsa.
De su simple lectura se desprende que al Honorable Concejo Municipal de esta ciudad le da lo mismo cualquier parcela ubicada en cercanías de la Ruta 23, a unos 32,5 kilómetros al este de Bariloche, para tirar su basura.
Con total imprecisión los concejales reclamaron una tierra que está fuera del ejido municipal y, mediante una Comunicación a la Legislatura, le encomendaron al Ejecutivo provincial que "determine los datos precisos de ubicación" dentro del área propuesta.
Esta liviandad tiene cierto correlato con el torpe accionar del Ejecutivo, que no sabe tejer alianzas, crear consensos ni consolidar adecuadamente los proyectos y deja librada la gobernabilidad del municipio al tironeo sucio de la oposición.
El juego planteado por el nucleo duro de la oposición -los concejales de SUR- tiene poco de constructivo para la ciudad. En la confrontación con el poder de turno el "interés común" y el "bien público" son factores secundarios que no logran condicionar la contienda.
MARCELA BERDÚN
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