QUITO (AFP) - Unos 9,7 millones de ecuatorianos están convocados a votar hoy un referendo constitucional que refuerza el poder y habilita la reelección del presidente Rafael Correa, quien por cuarta vez en dos años enfrenta las urnas con amplias posibilidades de triunfo.
La consulta cobra particular atención en Guayaquil (suroeste), la ciudad más próspera y poblada del país donde Correa enfrenta un posible rechazo al proyecto oficialista de Constitución de 444 artículos.
Correa teme que esa urbe se convierta en un "foco rebelde y separatista" como el que desafía a su aliado boliviano, Evo Morales, en Santa Cruz, y por eso pidió a la OEA que legitime su eventual triunfo en esa ciudad.
"Hay que estar con mucho cuidado con este argumento de siempre de los perdedores para deslegitimar la victoria, para seguir tratando de desestabilizar" a pretexto de "un fraude", dijo Correa a los observadores del organismo.
De recibir la mitad más uno de los votos válidos, la iniciativa se convertiría en la vigésima Constitución de Ecuador, un país con riqueza petrolera donde en la última década cayeron tres presidentes por revueltas populares.
Las encuestas auguran que la iniciativa será aceptada con un 57% de los votos en promedio, aunque el gobierno espera una aprobación que ronde un 70%.
Un triunfo del "Sí" también dará pasó a un régimen de transición en que la Asamblea Constituyente, de mayoría oficialista, se reinstalará para reorganizar las funciones del Estado antes de las elecciones generales anticipadas de febrero.
La Carta Política incluye reformas políticas y económicas con respecto al marco actual que habilitan la reelección presidencial inmediata, con lo que Correa podría quedarse en el poder hasta 2017 y apuntalar el llamado socialismo del siglo XXI.
El gobernante de 45 años, quien se define como un cristiano de izquierda, alienta la corriente que también promueve en Venezuela su aliado Hugo Chávez pero con marcadas diferencias sobre todo en política económica.
Asimismo, el texto cambia el modelo de libre mercado por uno social y solidario (que faculta al gobierno a planificar y regular la economía) y prohíbe la instalación de bases militares extranjeras.
También incorpora el voto opcional para militares y condiciona al anticipo de elecciones la destitución del Congreso o del jefe de Estado, fórmula que es presentada por el Ejecutivo para restaurar la estabilidad política.
La oposición encabezada por el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, cree que el proyecto concentra el poder en Correa, recorta las autonomías municipales, amenaza la propiedad privada y la dolarización de la economía.
"No estamos hablando de cambios formales, esta elección es histórica", aseguró ayer Correa tras entrevistarse con los delegados de organismos internacionales que realizan tareas de observación electoral.
Ante ellos enfatizó que "no es que se está hablando de elegir dos opciones dentro de un mismo modelo... se trata de elegir (entre) dos sistemas (distintos)", aludiendo a dejar el pasado de un modelo de libre mercado vigente frente a otro que lleve al país a lo que denomina como "socialismo del siglo XXI".