TEL AVIV (AFP) La voz era la misma, los acordes de la guitarra estaban calcados con la misma precisión, los arreglos legendarios sonaban impecables y el entusiasmo seguía intacto. La varita mágica de Sir Paul también hizo el milagro anteanoche en Tel Aviv.
La estrella comenzó el concierto con un cálido "Shalom Tel Aviv" al público. "Chana Tova. Ramadan Karim", dijo Paul McCartney con sonrisa maliciosa a sus admiradores, feliz año nuevo en hebreo a los judíos y buen ramadán en árabe a los musulmanes. Con el mismo tono, entonó el célebre "Give peace a chance"de John Lennon, e insistió "make peace, make peace" (hagan la paz, hagan la paz).
"Magical Mystery Tour" ... la ilusión fue perfecta: hasta los fantasmas de George Harrison y de John Lennon, sin olvidar el ritmo machacón de Ringo Starr, estaban presentes en el escenario del parque Hayarkon para secundar a McCartney, eterno joven de 66 años.
En el césped, rodeados de un cordón de seguridad formado por miles de policías, unos 50.000 fans aplaudían al músico británico en su primera actuación en Israel. El artista les animaba a corear las canciones, diciéndoles algunas palabras en hebreo. Todas las generaciones estaban representadas, jóvenes y menos jóvenes. Leora Fried, de 58 años, apenas podía retener las lágrimas. "Es muy guapo, muy esbelto. Soñaba con este concierto desde hace mucho. Menos mal que los terroristas no le han amedrentado", dijo, aludiendo a las amenazas sufridas por el artista.
McCartney, dijo a la prensa: "He venido a este lugar para decir que necesitamos paz en esta región y dos Estados. Traigo un mensaje de paz y pienso que la región la necesita"
Todos los diarios estaban anteayer en la gloria. El Yediot Aharonot, el de mayor tirada en Israel, tituló en primera plana y en inglés "All You Need Is Love", con una foto de McCartney a la guitarra, durante el ensayo general en Tel Aviv. "La insistencia de McCartney para actuar en Israel, a pesar de los llamamientos de organizaciones políticas y amenazas de muerte proferidas por elementos radicales islámicos, es digna de admiración", estimó Ron Prosor, embajador israelí en Londres, en un editorial firmado en Maariv con el título de "Let it Be". Este concierto, escribió el embajador, es "un éxito diplomático".