NEUQUÉN (AN).- El objetivo que se trazaron los trabajadores del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) es juntar un millón de firmas en la ciudadanía, para obligar al gobierno nacional a normalizar el funcionamiento del organismo y devolver credibilidad a las mediciones que elabora.

Ayer, dos de los empleados que sufrieron represalias de parte de la actual intervención, lanzaron la campaña de respaldo en la capital provincial. Se trata de la doctora en Matemática Marcela Almeida y de Raúl Llanesa, secretario general adjunto del Indec. Almeida era en agosto del 2007 coordinadora del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en agosto del 2007, cuando desmembraron el equipo del que era parte. Sólo puede entrar al organismo nacional porque tiene licencia gremial. Pero no hace nada que tenga que ver con su función anterior.

"La campaña es para que se vaya la patota actual. Designaron a 50 personas que son las que les permiten hacer los manejos discrecionales sobre la estadística", dijo Almeida, que era la encargada de recopilar toda la información de las provincias para confeccionar junto a sus pares el indicador que daba cuenta de la variación de precios en todo el país. "Hay muchos compañeros que están sin tareas. Los de la encuesta permanente de hogares. Los que miden la desocupación, la pobreza, la indigencia. Algunos optaron por cambiar de trabajo, y lo más triste es que en muchos casos terminan en otros organismos estatales", afirmó la especialista. Señaló que el lanzamiento de la campaña es para pedir que se recupere al Indec como organismo de estadísticas públicas confiables. "Para esto tienen que pasar dos cosas. Lograr por la presión pública que esta patota se vaya y de ahí en adelante ver cómo se recupera las cifras hacia adelante, con indicadores confiables", agregó.

Sobre el manejo de los números y la falta de correlato con los precios entre la estadística oficial y la realidad, Llanesa sostuvo que "ellos (por el gobierno nacional) quisieron operar en los precios, todavía cuando la inflación era un problema incipiente, y pensaron que no íbamos a decir nada; la realidad terminó demostrando que con manejar el termómetro, el índice, los problemas no se terminan", dijo.