Así como los huesos se fosilizan las huellas también forman parte del registro fósil y son definidas con el nombre de icnitas. La icnología es la rama de la paleontología que estudia las trazas (huellas) dejadas por la locomoción de seres vivos tanto vertebrados como invertebrados. Usualmente las huellas duran poco tiempo ya que son borradas por agentes erosivos como el viento y la lluvia. Para que el rastro de una huella se conserve durante tanto tiempo necesariamente tuvo que ser sepultada por otra capa de sedimento.

Estudios sedimentológicos y paleontológicos sugieren que hace 95millones de años cuando los dinosaurios dejaron sus huellas en las rocas del actual Picún Leufú, la región era de clima templado, compuesta por tierras bajas y pantanosas, y cuerpos de agua de poca profundidad. Los dinosaurios imprimían las marcas de sus patas en el barro blando, que luego se secaba y posteriormente, era otra vez inundado y cubierto con sedimentos adicionales, lo que generaba una discontinuidad entre el estrato portador de la huella y el que lo cubría.

Con el transcurso del tiempo las huellas quedaron sepultadas bajo centenares de metros de sedimentos que, a lo largo de milenios, se harían más compactos y se transformarían en rocas sedimentarias de gran dureza. Más tarde la formación de montañas y la erosión desgastó los depósitos sedimentarios, dejaron nuevamente al descubierto las huellas impresas en aquel barro, ahora convertido en roca.