En el gobierno estuvieron inquietos esta semana por la información que se filtró sobre el plan que prepara Jorge Sapag para reacomodar su gabinete antes de fin de año.
Ningún funcionario desmintió la información publicada el domingo pasado por este diario y un vocero del gobierno dijo: "No lo vamos a confirmar ni a desmentir".
La fuente oficial apeló a una fórmula que frecuentemente se utiliza para relativizar un dato que todavía no se quiere hacer público.
Los detalles de los cambios aún no están resueltos, pero hay áreas como Salud, que sobrevive a una interna entre el ministro y el subsecretario, que se preparan para recibir nuevos jefes.
Apelando a argumentos de tradición familiar hay quienes dicen en el entorno del gobernador que Sapag, al igual que su tío Felipe, sostendrá a sus colaboradores hasta el final de la gestión, excepto que por razones extraordinarias deba soltarle la mano a alguno de ellos.
Otros afirman que la generación de la familia que llegó al poder tiene otro estilo y que los ajustes serán en escala moderada.
Por el momento las razones excepcionales no son visibles, aunque comienzan a trascender, después de un año de convivencia, diferencias entre ministros y realineamientos dentro de la estructura de poder.
Por ejemplo: a algunos no les cae bien el perfil multifunción del jefe de la cartera de Gobierno, Jorge Tobares, y a otros les disgusta la forma en que se conduce el responsable de Desarrollo Social, Wálter Jonsson, que se sienta a negociar con punteros de mala fama referenciados en el sobischismo, revelaron fuentes oficiales.
El gobierno está en el umbral de un debate en el que se discutirá si marca mayores diferencias con la gestión anterior -la actitud de diálogo con todos los sectores sería un caso- o hace más de lo mismo en determinadas áreas, como ocurriría con el uso indisimulado del clientelismo político para consolidar el poder.
Jorge Sobisch, el ex gobernador que busca recuperar protagonismo en el partido, ya se metió en este debate. Aunque en público dice que de la actual gestión no habla y la respeta, envía mensajes.
Sobisch piensa que Sapag todavía no comenzó a gobernar y cuestiona a sus colaboradores.
En un acto realizado el jueves a la noche en el club Villa María de la ciudad de Neuquén Sobisch se sinceró sobre cierta mecánica del poder que sirve para movilizar a la gente a fuerza de presiones.
"Los que no se animaron a venir, los que tuvieron miedo, no hay problema. Cuiden sus intereses porque cuando sus dirigentes vean que sigo creciendo ellos mismos les van a pedir que vengan", dijo sin advertir que su frase era al mismo tiempo acusadora y autoincriminadora.
Sobisch también habló de los "tantos que comieron de nuestra mano".
¿Qué motivos hay para pensar que Sobisch, que gobernó en tres oportunidades esta provincia, no construyó, con las mismas herramientas que ahora denuncia, la formidable estructura de poder que controló, en particular en sus dos últimas gestiones?
Comer de la mano del que tiene el poder y tener miedo a decidir con libertad, los dos elementos que introdujo Sobisch en su discurso del jueves, son reveladores del entrecruzamiento de los intereses del partido y del gobierno.
Sobisch ha sido muy claro en reconocer que eso ocurre en esta provincia con su partido, el Movimiento Popular Neuquino, aunque le resultará difícil convencer a los demás de que él no aplicó la misma receta.
El ex gobernador quiere regresar al escenario político, pero intenta hacerlo borrando su historia. Anda con el dedo en alto mientras aún late la causa de la cámara oculta, un expediente judicial que lo involucró en una denuncia por el delito de cohecho. El sobreseimiento que Sobisch consiguió en los tribunales locales está apelado en la Corte y el resto de la investigación volvió a Neuquén.
Sobisch es el mismo que cuando dejó el gobierno llevó la planta de personal del Poder Ejecutivo, en apenas un año, de 34.100 a 37.500 empleados y firmó aumentos salariales por 500 millones de pesos. Sapag ya le adicionó a la partida de sueldos algo más 350 millones de pesos y entre ambos sumaron, en mismo período, casi 900 millones.
Para financiar "el modelo" aparece una vez más el gran financista, el negocio del petróleo, que deja una renta que históricamente se ha utilizado más para sostener los gastos corrientes que para desarrollar una economía alternativa a la de un recurso finito.
Alrededor de ingresos extraordinarios que van a representar unos 500 millones de dólares por la renovación de las concesiones están danzando todos los intendentes y también los dirigentes de los gremios estatales.
El gobernador Sapag convocó esta semana a los jefes comunales para hablar del destino que tendrán los nuevos recursos que están por ingresar. Hay promesas de obras, de direccionar los fondos a proyectos vinculados con la producción y de evitar que estas nuevas joyas de la abuela se desvíen a gastos corrientes. Habrá que ver si, en una economía inflacionada como la actual, con al menos dos planteos salariales por año de los sindicatos que agrupan a los empleados públicos Sapag podrá sostener su idea de encriptar esos recursos.
El primer contrato de renovación de concesión se hará esta semana, antes del miércoles, dijeron en el gobierno. Ya nadie confía demasiado en las fechas porque todos los anticipos han fallado. Pero no cabe duda de que el primer contrato se firmará pese a los planteos judiciales de inconstitucionalidad y a las protestas de sectores que recuerdan que la Constitución provincial tiene un artículo que dice que la explotación de hidrocarburos sólo puede estar en manos de una empresa estatal. Para dilucidar este asunto en el Tribunal Superior de Justicia hay una medida cautelar que espera respuesta. Pero hay una dificultad: faltan vocales y el tribunal aún no integró el cuerpo con los subrogantes.
GERARDO BILARDO
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