Un año pasó de la tragedia. Un año en que su ausencia se notó en los escenarios del folclore del país, pero tal vez se los escuchó más que nunca. Así sucede con frecuencia, cuando los ídolos de tantos años no están se los valora mucho más. Y vaya uno a saber por qué. Pasó mil veces, con tantos ídolos inolvidables, con el Negro Gerardo López, con Tutú Campos, con Tamara Castro.
Venden más discos cuando ya no están. Tal vez sea por quedarse con un pedacito de cada uno de esos protagonistas de la música.
Ellos, Los Tucu Tucu, que murieron el año pasado, le dieron al país, a Latinoamérica, 40 años de su música y ya es tiempo de cosecha, aunque no estén en este gran escenario para disfrutar los aplausos.
Y vaya que hablaron de cosechas, se cansaron de cantarle a los cañeros tucumanos, a los hombres que le ponían el lomo aún sin que saliera el sol a su provincia. Se emocionaban cuando le cantaban a su querido Tucumán "Zafrero", les salía del corazón esa zamba, les salían emociones multiplicadas, porque cantarle a la zafra, a los sacrificados cañeros era un modo de cantarle a Tucumán.
Y hace unos días, un grupo de tucumanos amantes del folclore, decidió homenajear a Los Tucu Tucu, con invitados especiales, muchos recuerdos y un intento muy grande por resumir en una noche toda una vida dedicada a la música. Tarea nada fácil, porque precisamente Los Tucu Tucu tienen una trayectoria enorme, llena de éxitos que recorrieron el país y el mundo y un homenaje debía reunir todos los ingredientes.
Pasó un año del accidente que le costó la vida a Ricardo Romero y a Héctor Bulacio, por lo que el Ente Cultural preparó un show en la explanada de la Casa de Gobierno. Actuaron Los Arrieros, Los Pregoneros, Noralía Villafañe, (ahijada artística de Ricardo Romero) y Julio Palacios, entre otros.
Carlos Sánchez, que sobrevivió al accidente junto con Roberto Pérez (todavía en recuperación), interpretó los temas más conocidos del grupo, como "Zamba de amor y mar", "Jazmín de luna", "Luna tucumana", "Candombe para José", "Anoche no dormí", "Nada tengo de ti", y otros temas de su autoría.
Y no es caprichosa la selección de temas, son los que hicieron historia junto a ellos, son los que recorrieron los mismos caminos, son los que en los cientos de festivales desataron aplausos multiplicados. Quién no identifica a Los Tucu Tucu con el Candombe para José o con Zamba de amor y mar, cómo separar a los tucu, como les dicen sus comprovincianos, de Luna Tucumana o de Anoche no dormí.
De a ratos dio la sensación que Los Tucu Tucu estaban ahí, que seguían vistiendo escenarios, que jamás se habían ido y que jamás se irían de cuanto lugar reuniera folclore.
Los Tucu Tucu dejaron vivo su estilo, que intentará ser imitado por cuando folclorista guste de ese modo de plantarse en el escenario, de cantarle al país. Porque si de patrimonio del folclore se habla, los tucu forman parte de los elegidos, de esos que el país no da todos los días, de los que trascienden por lo que hacen, con modestia, con discreción, con el alma.
Los Tucu Tucu están presentes con lo que dejaron y con eso alcanza para un recuerdo eterno, cargado de zambas y canciones.
JORGE VERGARA
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