| BERLÍN (AFP).- El compositor germano-argentino Mauricio Kagel, falleció ayer en Colonia (Alemania) a los 76 años. Kagel era una figura libre y rebosante de humor dentro de la música contemporánea, un maestro del "teatro instrumental" que marcó estilo sin tomarse demasiado en serio. Kagel deja una obra abundante y variada, que abarca los campos de la música escénica, de cámara, para conjuntos, piano o voz, a buena distancia de los códigos tradicionales del estilo sinfónico o de la ópera. Nacido el 24 de diciembre de 1931 en Buenos Aires, Mauricio Kagel cursó estudios musicales de lo más surtido (piano, violonchelo, órgano, canto, dirección orquestal) con profesores particulares. Se formó como compositor de forma "autodidacta, gracias a los contactos con profesores con conocimientos insuficientes", explicó una vez con una ironía que siempre lo acompañó. Amplió rápidamente sus horizontes con disciplinas extramusicales que alimentaron una imaginación desenfrenada. Estudió literatura, nada más y nada menos que con el maestro Jorge Luis Borges, filosofía y, como aficionado al Séptimo Arte, contribuyó a fundar, en 1950, la Cinemateca argentina. En 1957, dos años después de ser nombrado director de orquesta en el Teatro Colón de Buenos Aires, este apasionado de la música alemana aprovechó una beca para instalarse en Colonia. El año siguiente asistió a los famosos cursos de verano de Darmstadt (Alemania), templo de la vanguardia en el que fue profesor de 1960 a 1974. Muy pronto hizo sonar su propia música, que se distanciaba del intelectualismo árido de su época. Hacia 1960, Kagel inventó el concepto de "teatro instrumental", con el empeño de introducir una dimensión gestual en la interpretación. | |