JUNÍN DE LOS ANDES (ASM).- La investigación para esclarecer el hallazgo de un cadáver en el río Chimehuín, ocurrido el pasado martes, adquirió complicaciones inesperadas y aún no está claro si se trató de un accidente o de un crimen.
La atención de los investigadores está centrada en la ciudad de Neuquén, donde se realiza la autopsia de quien ya fuera identificado como Roque Prieto. Los primeros datos de la necropsia indicarían, según trascendió en fuentes cercanas a las pesquisas, que el infortunado hombre tenía un fuerte golpe en la cabeza, que pudiera haber sido consecuencia del accidente al caer a las aguas o provocado en forma deliberada por un tercero. Los exámenes continuarán para dilucidar esa crucial duda, de momento.
Asimismo, se supo que los resultados también habrían revelado que la víctima padecía una enfermedad que le había provocado un serio deterioro del hígado y los intestinos. La policía local y la justicia aguardan los resultados definitivos, para orientar o eventualmente cerrar las investigaciones.
Como informó este diario en su edición del martes, el cuerpo fue avistado alrededor de las 13 del lunes en un sector del río Chimehuín, a la altura de la toma y el camping municipal, sobre el barrio Lonquimay.
De inmediato se dio aviso a la Policía y a la Fiscalía Penal de la Cuarta Circunscripción, que dispuso los medios pertinentes para el rescate de la víctima, por medio de personal de Bomberos Voluntarios de Junín de los Andes.
A simple vista, el cuerpo no presentaba signos evidentes de haber sufrido algún tipo de violencia deliberada, aunque sí lesiones compatibles con el arrastre del río. El cadáver quedó enredado entre unas ramas, en ese sector caudaloso y de fuerte correntada.
Sin embargo y como se apuntó, del análisis en la morgue judicial habría surgido la evidencia de un golpe en el cráneo, que obligará a nuevos estudios de los especialistas.
Prieto era un conocido vecino de la zona, domiciliado en Junín, que se desempeñaba en tareas vinculadas con la actividad forestal en la región.
