NEUQUÉN (AN).- Existe un pueblo en el que tierra se dice "mapu" y casa, "ruca". En ese pueblo, llamado mapuce, instaló su cámara la realizadora suiza Fausta Quattrini con la ayuda de su compañero de vida y colega Daniele Incalcaterra, director de "Fasinpat". El resultado es el documental "La nación mapuce" (2007), así sin la "h", respetando el sonido y la pronunciación de la lengua originaria.
Estableciendo una relación de confianza mutua con las comunidades, Quattrini habla de política, cultura, la lucha por el territorio, el medio ambiente y la dimensión espiritual de un pueblo que lucha por la defensa y la reafirmación de su identidad. Lo hace convencida de reproducir sus voces y dar a conocer sus propuestas.
"Yo estaba editando 'Fasinpat' y entonces hice una investigación para saber de dónde sacaban la materia prima para la fábrica Zanon, y vimos que esa arcilla el dueño la sacaba de la comunidad mapuce sin ninguna compensación. Una vez que los obreros empezaron a poner en marcha esa fábrica, la relación con la comunidad cambió radicalmente, comenzó un intercambio y una relación solidaria que sigue todavía. Fue ahí que encontramos a los portavoces de la Confederación Mapuce en la ruca de Neuquén. Lo que pudimos escuchar me conmovió, sentí que el planteo político era necesario e innovativo", dice la directora de "La nación mapuce", cuyo guión comparte con la italiana Lara Fremder.
Durante cuatro años la directora del filme e Incalcaterra se pusieron a "la escucha" de la comunidad y filmaron muchos momentos de la vida colectiva, íntima y espiritual. "La película no solo habla de la dignidad en sentido amplio, de la cultura o el territorio, habla también sobre el medio ambiente. Hay un dimensión espiritual que les pertenece y sigue vigente a pesar del genocidio de Roca, de que fueron invisibilizados. Hoy día que se agota el medio ambiente, entonces te das cuenta que los pueblos originarios están diciendo eso desde hace rato. Pero esas voces no surgen, no salen, no pasan...", dice Quattrini.
El documental se proyectará en los barrios de Neuquén hasta el sábado 27, con la participación de los realizadores y miembros de la comunidad mapuce. Para octubre, incluso, está prevista la emisión en el Congreso nacional frente a los diputados, donde se debatirá la problemática de los pueblos originarios. También, en un trabajo de difusión permanente de Quattrini e Incalcaterra, la producción recorre las pantallas de Europa y Latinoamérica, participó en distintos festivales y ganó el primer premio al Mejor Documental en el 25º Festival de Turín y el premio al Mejor Documental del II Festival de Cine de los Pueblos del Sur de Venezuela.
A pesar del género, en el filme no hay entrevistas, ni hubo que repetir escenas, sino que los realizadores optaron por establecer una relación de confianza con la comunidad y dejar que la cámara se vuelva imperceptible. Verónica Hilipán, vocera del pueblo mapuce, se hace sentir en los debates que se desarrollan en torno al film, y acompaña a los realizadores en su paso por esta ciudad. "La película es una herramienta de comunicación tremenda. Es la invitación al inicio de un diálogo intercultural, la posibilidad de poder reflexionar sobre la interculturalidad a partir de conocer quién es la cultura que te invita a eso".
Ya con la película en la calle, Quattrini confiesa que acercarse al pueblo mapuce "la transformó, la cambió", porque le "abrió la visión y fue una gran experiencia de vida".
