Miércoles 17 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 06 y 07 > Regionales
Abrazo con la víctima

NEUQUÉN (AN/ACE).- Marta de Cea esperó a Aniceto Huenchul fuera del tribunal. Cuando Nora Rivera, una sobreviviente del centro clandestino de detención de Bahía Blanca, buscó a Huenchul para saludarlo, los encontró llorando.

"Él no se acordaba de mí, y cuando yo le dije quien era, se puso a llorar como el día que me dejó en la U9. Me pidió perdón; pero yo no fui por eso, lo fui a saludar porque él tuvo el gesto de humanidad que no habían tenido otros", dijo Nora.

Nora Rivera trabajaba en el área de Acción Social de la municipalidad de Cinco Saltos cuando fue llamada compulsivamente a la comisaría para que se presentara en la U9, y desde allí la llevaron en avión hasta Bahía Blanca, donde padeció la tortura antes de que fuera habilitada "La Escuelita" en Neuquén.

El comisario Desiderio Penchulef le ordenó a Huenchul que la llevara hasta Neuquén, y el suboficial la llevó hasta la cárcel neuquina.

"Fue un viaje silencioso, y Huenchul se quedó conmigo hasta que me tomaron las huellas digitales. Luego me dio la mano y me dijo que ojalá tuviera suerte y como no me la soltaba lo miré, y lo encontré llorando", dijo Nora; quien después entendió el temor del policía.

Huenchul fue imputado por el caso de Rivera y sobreseído por el juez Guillermo Labate durante la instrucción.

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