Miércoles 17 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 39 > Policiales y Judiciales
Más juicios por abuso en Viedma

VIEDMA (AV)- Cada vez son más frecuentes los juicios por el delito de "abuso sexual". Entre tres y cuatro por mes se llevan a cabo en Viedma. Algunos llegan a condena a través de la modalidad de juicio abreviado donde es requisito que el imputado reconozca el hecho y acepte la sentencia que pida el fiscal, la más benigna que fija el Código.

Los entendidos en el tema señalan que la frecuencia de los juicios no implican que este delito haya aumentado sino que, al parecer, ahora la gente se anima más a denunciarlos.

"Coincido plenamente (y por otra parte así lo tengo dicho reiteradamente en casos como el que nos ocupa) que en los hechos que atentan contra la libertad sexual de las personas, es casi una constante que los mismos son paredes adentro y que son excepcionales aquellos en los que se puede contar con el auxilio de testigos presenciales de los mismos", sostuvo el camarista Eduardo Ignacio Giménez en el último fallo por abuso sexual resuelto por la Cámara del Crimen de Viedma integrada además por las juezas María del Carmen Vivas de Vásquez y Susana Milicich de Videla.

En este caso fue condenado a cinco años de prisión Sergio Marcelino Alderete, de 37, por haber abusado sexualmente de las dos hijas de su pareja durante varios años desde que eran chiquitas.

 

Agravante

 

El aprovechamiento de la convivencia preexistente del imputado con las niñas fue considerado como un agravante "más allá del ultraje a la libertad sexual de las víctimas, su minoridad y la relación familiar que se expresaba por la condición de concubino de la madre de las niñas, la prolongación en el tiempo del accionar criminal y la magnitud del daño causado que en los dos casos han quedado patetizado", se señaló.

El abuso sexual en ambos casos consistió en tocamientos y manoseos en el cuerpo de las dos menores con especial énfasis en sus zonas íntimas, vagina y pechos que se reiteró en diversos momentos. "El imputado ejerció sobre las niñas una relación de poder y dependencia que puede enfocarse desde lo económico, por ser el sostén del grupo familiar, y desde una posición de autoridad propia del papel de padre sustituto que encaraba", sostuvo el fallo.

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