Miércoles 17 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 47 > Deportes
OPINION: Contraste celeste y blanco

El inicio de la Liga de Campeones europea, un negocio fabuloso de 800 millones de euros, que tiene entre sus principales figuras a futbolistas argentinos, agravó el contraste de lo que ocurre con la selección de Alfio Basile, quien despejó en estas horas los rumores sobre una supuesta salida anticipada.

Ver de qué modo todos los anuncios europeos de la Liga señalan a Lionel Messi como figura central, celebrar los primeros goles del "Kun" Agüero y a Javier Mascherano, que ya el sábado había sido la gran figura del triunfo de Liverpool ante Manchester United en el clásico inglés, no hacen más que fortalecer la sensación de que Argentina debería conformar tal vez la selección más poderosa del momento. Pero no hay nada más lejos de esa realidad.

La furia que dejó la última doble jornada eliminatoria es tal que numerosos aficionados dijeron ya que prefieren a jugadores del medio local, con más "hambre" de selección, que a los cracks consagrados en Europa, que, según esa teoría, arriban cansados y desganados a los compromisos con la celeste y blanca.

Resulta difícil pensar que esto pueda ser así. "Es imposible renunciar a la camiseta de la selección", dijo ayer mismo en España Gabriel Heinze, líder en el vestuario de Real Madrid y también en la selección, según pareció confirmarlo el festejo tras el gol ante Perú, con él relegado a la banca, tras su grueso error días antes frente a Paraguay.

Lo que sí parece saltar a la vista es que el sistema de trabajo de Basile, fuera y dentro del campo, y no sólo sobre cuestiones tácticas, no ha logrado convencer a todo el plantel y lo ha dejado sin mística colectiva.

¿Cómo recuperarla? Esa parece ser la principal tarea del entrenador. Por lo pronto, a los cracks argentinos podremos disfrutarlos estos días en las canchas europeas.

Se trata de una realidad distinta. Allí cada uno juega para su equipo, que le paga muy bien a cambio. Es un fútbol que se parece cada vez más a Marte. ¿Cómo analizar, sino, el desembarco del emirato de Abu Dhabi al club Manchester City? Su fortuna de casi 400.000 millones de euros hace quedar como nada a los 15.000 millones de euros del magnate ruso Roman Abramovich, dueño del Chelsea.

Otro emirato de los petrodólares, Dubai, debió desmentir este lunes que esté interesado en comprar a Newcastle o Liverpool, aunque muchos creen que más temprano que tarde se sumará a la Premier League.

Pero la ostentación de esos dineros también tiene su contracara. La timba financiera que sacude a Occidente arruinó la semana a LX, patrocinador del West Ham. Y lo mismo ocurrió esta semana con AIG, la mayor aseguradora mundial, que pagó más de 100 millones de dólares al Manchester United por cuatro años de un patrocinio ahora bajo serio riesgo.

Allí es donde juegan nuestros cracks. Un fútbol de Primer Mundo. Con sus pro y sus contras. Pero que exige un trabajo más serio y profundo que el de las cábalas y los lugares comunes de la tradicional viveza porteña.

EZEQUIEL

FERNÁNDEZ MOORES

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