Miércoles 17 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 52 > Cultura y Espectaculos
40 años de pasión por los libros
Quimhue festeja hoy, desde las 20 horas, 40 años de existencia. Será una reunión de amigos y amantes de los libros, donde habrá vino y empanadas.

Un título leído al paso o una concienzuda lectura apoyado en un anaquel. La llegada decidida o el arribo dubitativo de quien no sabe lo que busca, pero allí lo encuentra. Una mirada. Un roce directo con la excepcional textura del ejemplar. Un olor único, penetrante y hasta embriagante para los amantes de lo escrito.

Quizás una pregunta. Y, desde el fondo, la palabra inteligente, la sabiduría producto de horas, de años, de paciente estudio. El amor por el texto. La pasión por hundirse en los más profundos caminos de la letra impresa. Allí esta "Bocha". Bienvenidos a Quimhue.

En 1968 dio comienzo al idilio entre "Bocha" Battistesa y la librería más emblemática de Roca, cuyo nombre heredó de sus antiguos propietarios, pese a que a ella le hubiera gustado un nombre español, por amar esa literatura.

"La armaron unos muchachos que trabajaban creo que en Gas del Estado y no la podían atender. Además, acá se había abierto el instituto del profesorado que después se incorporó a la Universidad, pero no había un lugar para que los alumnos compraran libros. Entonces una amiga mía, Haydeé Massoni, que era rectora del instituto, el señor Ruibal y yo pensamos en comprar esa librería", comenta "Bocha".

Pero para ella no fue sólo la respuesta a una necesidad del momento sino un deseo hecho realidad. "Toda mi vida quise tener una librería", agrega esta ilustre mujer, roquense por elección, que llegó a la ciudad acompañando a su marido hace más de cincuenta años y se enamoró de la zona hasta el punto de traer a ella su pasión.

 

Ese largo camino al éxito

 

Los años fueron pasando y, aunque los socios cambiaron por diferentes circunstancias, "Bocha" se mantuvo incólume frente al paso del tiempo. Su familia siempre la acompañó, especialmente sus hijas quienes estuvieron con ella y con Quimhue en todos los momentos, aún en los más terribles golpes que les dio la vida.

Además, el espacio fue mutando durante 40 años. "Estuvimos en nueve locales. El primero estaba en Tucumán y Neuquén, pegado al baldío. Después pasamos por otros hasta que llegamos al actual, en España 1.471".

"Cuando nosotros la compramos tenía poco libros, casi todos del Centro Editor, porque los dueños se habían relacionado con esa editorial", cuenta la propietaria. "De a poco fui consiguiendo, cuenta, en otras editoriales. Hubo una distribuidora muy grande llamada Tres Américas, cuyo dueño era un enamorado de la Patagonia. Entonces, cuando venía de viaje pasaba por Quimhue porque él quería promover las librerías de la Patagonia. Además, un viajante que llevaba Editorial Sudamericana, conocido de mi marido, vino y me abrió cuenta en varias editoriales y me relacionó con otras. Así fuimos avanzando de a poco". Las diferencias están a la vista. "Antes no tenía nada y hoy es una librería".

El público también ha ido cambiando aunque, como reconoce "Bocha", algunos van al local desde sus inicios y con varios han entablado amistad. Y así surgen miles de anécdotas.

 

Los protagonistas: libros y lectura

 

Quimhue y su propietaria son desde sus inicios como una única pieza en la historia de la ciudad. "Bocha" no puede evitar enamorarse de los libros y busca cada resquicio de tiempo en su vida para esconderse detrás de algún ejemplar.

"Leo desde que aprendí y agradezco tener avidez por la lectura. Aunque no leo todo, revistas, diarios sí, pero de libros los que más me gustan son las novelas", cuenta.

"En mi casa había de chica una colección, 'El tesoro de la juventud', que eran veinte libros ilustrados. A la hora de la siesta, cuando nos teníamos que quedar acostados, me llevaba un tomo de ellos. Leía los cuentos infantiles, libros abreviados, poesías, los juegos. Eso me gustaba". Esa tradición permaneció y hoy el rito para la dueña de la librería también es leer recostada en su cama. "Duermo 20 minutos de siesta y después me quedo leyendo. A la noche me acuesto temprano y leo".

Por esa práctica de tantos años, "Bocha" también no puede dejar de reconocer que en la actualidad, para los chicos especialmente, "hay una variedad de materiales hermosos que no había". "Para los grandes siempre hubo más textos, no había Best Sellers pero había novelas de muchos autores. Aunque ahora hay una diversidad que uno no puede leer ni la décima parte de lo que se edita".

Pese a eso, también reconoce que las personas "leen menos que hace 30 años, pero que igual hay gente que lee y otros que quisieran leer o leyeron alguna vez y quieren volver a hacerlo. Hay personas que regalan libros a los chicos porque quieren que lean".

 

MARÍA ELENA LARROULET

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