NEUQUÉN (AN/ACE).- El juicio por "La Escuelita" en el que se ventilan los delitos cometidos durante la última dictadura militar en la región, se reanudará hoy con la declaración de seis mujeres, víctimas de torturas y vejámenes en el centro clandestino que funcionó en el batallón neuquino.
Luego de una semana de suspensión del debate debido a un fuerte cuadro gripal del presidente del Tribunal, Orlando Coscia, el cronograma de declaraciones continuará como estaba previsto originalmente. Hasta ayer no se conocía para cuándo serán reprogramadas las audiencias y declaraciones que quedaron en suspenso.
Para hoy se espera el testimonio de tres mujeres que fueron secuestradas en Cipolletti en 1976 y llevadas directamente a la sala de torturas.
Como no eran de la región, la mayoría de las otras víctimas que permanecieron en cautiverio con ellas en el centro clandestino, las señalaron como unas "mujeres de Entre Ríos" o mujeres "entrerrianas", como lo testimoniaron durante el juicio Benedicto Bravo y Oscar Paillalef, entre los que ya declararon.
También fueron identificadas por el ex secretario de Gobierno de Cinco Saltos, Pedro Justo "Perico" Rodríguez, quien se encuentra en el exterior desde que se exilió durante la dictadura militar. Pero desde 1984 no se tuvo novedad sobre quiénes podrían haber sido las secuestradas hasta que se presentaron ante el juez Guillermo Labate en 2006.
Por la tarde está prevista la declaración de quien fuera en 1976 militante de la Juventud Peronista, secuestrada en Cinco Saltos por el grupo de tareas, llevada a Cipolletti y torturada en el centro clandestino ubicado en el batallón neuquino.
La testigo llegó desde México
la semana pasada -donde vive desde su exilio- y hoy comparecerán también su hermana y su madre.
La presencia de las "tres entrerrianas" fue incorporada con nombres y detalles desde la reapertura de la causa, ya que antes el único que las había nombrado como tres docentes de Cipolletti que fueron secuestradas bajo la acusación de ser las responsables del asesinato de un militar en Entre Ríos, fue el fotógrafo (fallecido) Miguel Suñer.
Para los imputados fue un "mitómano" y "fabulador". Fue el fotógrafo durante 11 años del destacamento de inteligencia, y contratado para sacarles fotos a los secuestrados.
El mote de "loco" se lo endilgaron los militares a Suñer a partir de que reveló a la Justicia quiénes eran los responsables del centro clandestino que funcionó durante la dictadura en el batallón neuquino.
El "arrepentido" identificó al teniente coronel Mario Gómez Arenas como el "mandamás" del lugar junto con Oscar Lorenzo
Reinhold, en tanto identificó a Jorge San Martín, y Eduardo Molina Ezcurra como parte de los "interrogadores" dentro de "La Escuelita.
A Oviedo lo señaló como los que "andaban con la pala", para llevar a su destino final a los secuestrados muertos.
Suñer falleció a los 90 años en una fecha anterior a la reapertura de la causa; desde 1984 emitió 12
declaraciones ante la justicia federal de primera instancia cuando el juez era Rodolfo Rivarola, también cuando la causa fue instruída por los jueces militares, y luego cuando el proceso judicial llegó a la Cámara Federal de Bahía Blanca.
Para la fiscalía, es uno de los testigos principales de prueba en contra de los ocho militares que están en juicio.