Domingo 14 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 15 > Politicas
Se filtraban en la UNC para espiar
Miembros de inteligencia detectaban a militantes que después secuestraban. Algunos de los que se inscribieron ni siquiera habían terminado la secundaria.

NEUQUÉN (AN/ACE).- Al menos seis integrantes del departamento de inteligencia en Neuquén se anotaron en la Universidad Nacional del Comahue para "detectar" allí a los militantes que iban a secuestrar.

Varios fueron auxiliados por una certificación de Guillermo Suárez Mason porque no tenían los estudios secundarios indispensables para ingresar a la UNC.

Uno de los que usó el camuflaje de "universitario" fue el ex suboficial del destacamento de inteligencia en 1976, Julio Oviedo; actualmente enjuiciado por"La Escuelita" como centro de detención clandestino en Neuquén durante la última dictadura.

Oviedo, al igual que el temible jefe del departamento 182 de inteligencia de Neuquén, Mario Gómez Arenas, no asisten al juicio y se negaron a declarar en la etapa oral, aunque sí lo hicieron durante la instrucción, cuando negaron todos los cargos en su contra.

Con la resolución dictada por Labate el viernes pasado, Oviedo (al igual que los otros siete enjuiciados por 17 hechos) sumó un segundo procesamiento por las denuncias de otras víctimas.

Como se recordará, el juez federal de Neuquén procesó a 27 militares y policías retirados por considerarlos responsables de los delitos de lesa humanidad denunciados por 39 víctimas de la región, varios de ellos desaparecidos.

Antes de ser detenido, Oviedo vivía en Cipolletti como militar retirado de inteligencia; ahora está en la U-5 de Roca hasta que termine el juicio a fin de año y durante las audiencias permanece en la U-9. Oviedo fue señalado por el fotógrafo Miguel Suñer (fallecido), como el encargado de enterrar los cuerpos de los detenidos que fueron muertos.

En el departamento de inteligencia del Ejército hubo no menos de seis militares que se anotaron como universitarios. La incongruencia surgió cuando se constató que varios de ellos sólo tenían estudios primarios completos, lo que los inhabilitaría para la inscripción en la UNC. "Durante la investigación surgió esta incompatibilidad entre los estudios declarados y el legajo estudiantil; es por ello que conoció que algunos de ellos - como Oviedo- obtuvieron un diploma de bachiller otorgado por Guillermo Suárez Mason como resolución ministerial de quien estaba a cargo de los Institutos Militares", para poder ingresar a la facultad de Humanidades.

"No fue con intenciones de capacitarse, sino que el personal de inteligencia se anotó como alumno de la universidad a los efectos del cumplimiento del plan sistemático que tenía como característica la clandestinidad u ocultamiento para la represión", dijo el juez Labate.

Durante la instrucción se halló a Oviedo y a otros dos imputados en la misma condición, lo que para el juez marcó el "mecanismo" y demostró la "centralidad de la función de inteligencia" en los secuestros, detenciones clandestinas y desapariciones que se llevaron a cabo en la región.

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