Domingo 14 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 04 > panorama neuquino
Tiempos de cambio

La gestión de Jorge Sapag ya navega en la cada vez menos silenciosa interna que le plantea Jorge Sobisch.

El gobernador empezó a mover algunos peones para enfrentar la partida de ajedrez que le empezó a plantear su ex socio político.

Hay gestos para tener en cuenta. En los actos oficiales aparecen ex funcionarios sobischistas. Ya se vio a Jorge Lara y a Mario Morán compartiendo algunas ceremonias con el actual gobernador.

Sapag, que conoce a su adversario interno, organiza una estrategia de defensa.

En lo partidario retomó el mano a mano con los dirigentes de las seccionales del Movimiento Popular Neuquino (MPN), y en el plano de gestión está preparando cambios en el gabinete para después del 10 diciembre.

Dos fuentes confiables revelaron que, en una reciente reunión mantenida con los integrantes de su equipo de gobierno, Sapag pidió la renuncia de ministros, secretarios, subsecretarios, directores provinciales y generales. Las renuncias deben estar en su escritorio antes de que se cumpla el primer aniversario de gobierno.

La forma de presentar estos cambios será mediante una nueva ley de ministerios que deberá aprobar la Legislatura, antes de finalizar el año, dijeron las fuentes.

La idea de efectuar ajustes en la gestión se terminó de definir después de algunas inocultables internas, como la que se vivió recientemente en la cartera de Salud entre el ministro del área y el secretario.

 

El asador de los petroleros

 

Hace un año, el actual diputado Omar Lorenzo, del MPN, se encontraba alojado en el mejor hotel de Rincón de los Sauces. Desde el confortable sitio, este hombre robusto que también maneja la tesorería del sindicato y de la mutual, una caja que representa un movimiento mensual de algo más de 10 millones de pesos, comandaba el último tramo de la campaña para la elección municipal.

El candidato del oficialismo era el sindicalista petrolero Marcelo Rucci, un favorito que el 2 de setiembre de 2007 perdió la intendencia. Ese domingo Rincón de los Sauces votó por el peronista Hugo Wernli. La comunidad del lugar le dio la espalda al hombre de Guillermo Pereyra, el jefe del influyente gremio que no deja de amasar poder desde la década del '80 y que se movió en "alianzas estratégicas" entre Felipe Sapag, Jorge Sobisch y la más reciente, la que cerró con el actual gobernador.

Aquel Lorenzo al que se veía relajado por los pasillos del hotel es el mismo que esta semana calificó de "guanacos" a algunos periodistas, entre ellos a Héctor Mauriño, jefe de la agencia Neuquén del diario "Río Negro". También es el que pidió a los cronistas "bajar los decibeles" y el que convocó a sus pares, en medio de una sesión legislativa, a hacer causa común para enfrentar al periodismo porque considera que se excede en sus funciones.

"Nos tenemos que juntar cuando pasan estas cosas", exclamó, mientras algunos de sus compañeros de bancada celebraban su intervención con irónicos gestos.

Lorenzo defendió a su par Juan Gómez que, por disposición del Tribunal de Faltas N° 1, debe abonar una multa de tránsito de 2.625 pesos.

A Gómez lo sancionaron por manejar y hablar por teléfono al mismo tiempo, por estar al frente del volante de una camioneta sin licencia de conductor ni seguro obligatorio. Y también por desobedecer a la autoridad policial.

El legislador sostiene, como Pereyra, que no atropelló a ningún policía de tránsito. El jefe de la institución policial, Juan Carlos Lepén, dijo lo contrario cuando ocurrió el incidente.

Lorenzo, Gómez y Juan Pacheco son tres diputados que pertenecen al gremio que agrupa a los empleados de las compañías petroleras. Son hombres disciplinados, pero del sindicato: le responden a Pereyra antes que a Sapag y el gobernador sabe que así funciona esta relación.

El gobernador no emitió ninguna opinión sobre los dichos de Lorenzo en el recinto. Esta semana fue consultado en dos ocasiones en actos públicos y en ambos respondió que del asunto no iba a hablar. Sí, en cambio, distribuyó un comunicado oficial donde dijo que defiende la libertad de prensa, pero sus declaraciones fueron realizadas a partir de las amenazas que recibe, desde hace varias semanas, el corresponsal de este diario en Chos Malal.

El silencio de Sapag podría interpretarse como un respaldo implícito a los dichos de Lorenzo o como una señal de que cualquier declaración al respecto podría afectar la convivencia política con el sindicalista Pereyra.

La vicegobernadora Ana Pechen, en cambio, manifestó su desagrado por los dichos de Lorenzo, lo cual es bastante para el medido y austero lenguaje que tienen las primeras líneas del sapagismo.

Con su desafortunada intervención, Lorenzo, al que se lo reconoce por sus habilidades como asador de los encuentros sindicales, hizo recordar a otros tiempos legislativos. La referencia inmediata fue el verborrágico ex diputado sobischista, Oscar Gutiérrez, un incondicional del ex gobernador que en diciembre del 2002 dijo, en un acto convocado en la puerta de la gobernación, "lo único que han conseguido es despertar a la bestia".

Las intimidantes palabras de Gutiérrez fueron pronunciadas el 9 de diciembre de aquel año y estaban dirigidas a la prensa, en particular a este diario.

El discurso incendiario de Gutiérrez tenía un antecedente. Se acababa de difundir la cámara oculta que involucró al ex gobernador Jorge Sobisch en una causa judicial en la que se investigó el intento de compra de voluntad del ex legislador Jorge Taylor para la designación de jueces en el Tribunal Superior de Justicia.

Sobisch finalmente fue sobreseído por jueces que después él designó en el Tribunal y Gutiérrez continuó cultivando su estilo agresivo, el mismo que acaba de utilizar en el recinto el legislador petrolero.

 

GERARDO BILARDO

gbilardo@rionegro.com.ar

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