Domingo 14 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 40 y 41 > Cultura y Espectaculos
Ese exquisito humor inglés
Éxito inesperado en los cines nacionales, la cinta británica no posee pretensiones vanguardistas sino, por el contrario, es una sencilla pero honesta comedia con un gran elenco y lo mejor del pintoresco humor inglés.

A mediados de este año, los cines nacionales eran testigos de una hazaña poco común. Cuando la lógica indica que las películas atraen la mayor cantidad de espectadores en la semana de su estreno y luego se mantienen o comienzan a decaer a medida que la competencia se acrecienta, una pequeña cinta británica atravesó el camino opuesto. Estrenada en pocas salas de Capital Federal y con críticas que, si bien no fueron lapidarias, tampoco la encomiaron demasiado, "Muerte en un funeral" comenzó a funcionar gracias a un efecto, ya antiguo para estos días de globalización, el famoso "boca a boca". Lentamente, el filme dirigido por el inglés Frank Oz, comenzó a subir en los rankings de audiencia y fue estrenada en el interior del país. Su ascenso la llevó a ocupar el tercer lugar entre las más vistas, luego de seis semanas de su primera proyección, y logró superar el medio millón de espectadores convirtiéndose en un fenómeno nada habitual. Filme pequeño, sin grandes estrellas, con un director con altibajos en su carrera y un guión sencillo: no eran precisamente armas poderosas a la hora de competir. Sin embargo, la película apuesta por una recuperación del género de la comedia genuina, tan inocente como cristalina, y por ende, sin pretensiones absurdas. Y ese es definitivamente el gran "gancho" de esta producción que, con su edición en DVD, seguramente aumentará su popularidad.

El realizador Frank Oz no se caracteriza por una carrera coherente en cuanto a la calidad de sus creaciones. Entre sus aciertos se encuentran "El cristal encantado" (1982), la remake de "La pequeña tiendita de los horrores" (1986), "¿Qué pasa Bob?" (1991) con una gran actuación de Bill Murray y la exitosa "Es o no es"

(1997). Pero también tuvo traspiés con las fallidas "Bowfinger" (1999) y "Las mujeres perfectas" (2004). Nacido en Inglaterra en 1944, se trasladó durante su juventud a EE.UU. donde comenzó a trabajar con Jim Henson (creador de los "Muppets") y desarrolló su labor como director y actor, además de prestar su voz al popular Yoda de la saga "La guerra de las galaxias".

Un cambio de ritmo a las presiones del mercado americano fue el puntapié inicial de su unión con el guionista Dean Craig para "Muerte en un funeral".

Como Oz afirmaba durante el estreno de la realización: "Esta es la película más personal que he hecho. En vez de tener que escuchar a los productores y al estudio, hablando sobre presupuestos de 80 millones de dólares, opté por hacer esta película de 10 millones para poder hacer lo que yo quería. Cada fotograma, para bien o para mal, ha sido mi responsabilidad. Y estoy muy contento de que a la gente le guste. Esto me hace pensar que la manera en la que veo el mundo es compartida por otras personas." Una afirmación que permite reflexionar sobre las posibilidades que el cine más independiente tiene para atraer al público.

Acá la historia es sencilla y no sorprende con giros bruscos ni excentricidades, pero desde la primera escena, se respiran las cualidades tan propias del cine inglés, no sólo en los hermosos espacios geográficos sino también en la idiosincrasia de los personajes. Sin tratar de apabullar al espectador con un chiste tras otro, la reunión que surge por la muerte de un patriarca británico, va avanzando con sutilezas, y algún que otro desborde, gracias a un grupo de intérpretes que le dan una carnadura diferente a sus criaturas.

En una hermosa casa ubicada en la campiña inglesa, la acción va moviéndose de una habitación a otra con una buena dosis de humor negro, enredos típicos de estas comedias y un ritmo que no decae en ningún momento en función de la acertada decisión del director de no elegir un protagonista principal sino, por el contrario, entrecruzar cada historia en una interesante estructura.

Con precisos aspectos técnicos, sobre todo la fotografía de Oliver Curtis y la dirección de arte del tándem Matthew Robinson y Andy Tomlinson, el nutrido elenco se lleva todos los aplausos. Daisy Donovan como la atribulada Martha y Alan Tudyk como el novio que desata el primer conflicto, el veterano Peter Vaughan como el tío gruñón y Peter Dinklage en la piel de ese pequeño hombre que busca ser recompensado, son los que más se lucen.

Quizás haya situaciones resueltas de manera convencional, pero ese aspecto no le quita mérito a una comedia de gran nivel, cuya honestidad la aleja de los impactos pretenciosos que sus competidoras americanas tienen en muchas oportunidades. Una bienvenida dosis de humor inglés de cuya parodia ni siquiera la muerte se salva.

ALEJANDRO LOAIZA

aloaiza@rionegro.com.ar

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí