NEUQUÉN (AN) - Los vecinos se volcaron ayer masivamente al bajo de la ciudad, a las calles del Parque Central, para presenciar el desfile cívico-militar por los 104 años de la capital. Una tarde a pleno sol, sin vientos y una temperatura ideal para la convocatoria, fueron el marco que favoreció una concurrencia de alrededor de 20.000 personas. Los voceros oficiales estimaron que hubo 30.000.
Al margen de los números, de lo que no quedaron dudas es de que la participación popular superó con creces las expectativas. Y contó con todos los condimentos de las grandes concentraciones de las fiestas populares, con música, color, humor; payadas y bailes; pintorescos y muy bien armados carruajes y el toque de simpatía de los niños.
Claro que también tuvo otro tipo expresiones: los reclamos. Los obreros de Zanon, en gran número, con gran cantidad de banderas y pancartas y cánticos, y también con estandartes y pintadas, la central de gremios estatales CTA, desfilaron para protestar. Pero no hubo desbordes.
El intendente Martín Farizano y el gobernador Jorge Sapag ocuparon la primera fila en el palco montado en la intersección de Mitre y Río Negro, mirando al norte. Junto al presidente del Concejo Deliberante, Néstor Burgos, el senador Horacio Lores, el diputado nacional Hugo Acuña, la reina de la ciudad Cynthia Zapata, ministros del gobierno provincial y la mayoría de los miembros del gabinete municipal, colmaron el escenario, en el que estoicamente soportaron durante tres horas el fuerte sol que golpeó sin piedad.
No hubo discursos -ya se habían pronunciado en el acto del mediodía, ver recuadro aparte-, y al margen de los diálogos que entablaron con algunos de los protagonistas del desfile, al recibir obsequios y saludos, los funcionarios se dedicaron a aplaudir y seguir con atención el desarrollo.
Asumiendo el protagonismo de otros tiempos, entre el gobernador y Farizano se ubicó el ex intendente Horacio Quiroga, quien rechazó la invitación que le hizo Sapag para bajar e ir a saludar a los ex combatientes de Malvinas.
El desfile se hizo en calle Mitre, entre avenida Olascoaga y Tierra del Fuego, pero también Sarmiento, desde Olascoaga a Láinez, se constituyó en centro de atención, porque fue el lugar de concentración de los efectivos del Ejército, Prefectura Naval, Policía Federal y Policía de Neuquén, antes del desfile, y la gente pobló también ese sector.
En los sectores aledaños, a raíz del corte de las principales calles del microcentro, se generó un caos vehicular que derivó en todo tipo de contratiempos.
A ambos lados de Mitre la gente se agolpó para ver el paso, primero de las representaciones escolares, primarias y secundarias, los jardines de infantes y los talleres barriales y luego de las delegaciones de las comisiones vecinales, las agrupaciones de la tercera edad y de abuelos, en todos los casos con pancartas identificatorias.
Se fruncieron los ceños en el palco oficial cuando, desde lejos, se vio venir una gran bandera con la leyenda: "No al remate, sí a la expropiación. Zanon es del pueblo".
La columna enfrentó a las autoridades y elevó los decibeles de los cánticos, pero no pasó de eso. Los funcionarios permanecieron inmutables y el público, respetuoso y en silencio, se limitó a observar sin tomar parte. Y la fiesta terminó en paz.