Viernes 12 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 31 > Policiales y Judiciales
Un colectivero y vecinos quisieron linchar a ladrón
Tras el robo, el chofer y los pasajeros se abalanzaron sobre él. Luego se sumaron otras personas que lo increparon y lo golpearon. El detenido fue salvado por la Policía. Tenía salidas transitorias.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El conductor del micro se trabó en lucha con el asaltante que acababa de robarle la recaudación, y ayudado por otros pasajeros y vecinos lograron desarmarlo y retenerlo. El detenido cumplió una condena por homicidio, estaba purgando una pena por robo con armas, pero gozaba de salidas laborales porque dentro de poco recuperaba la libertad.

El episodio se produjo a las 11.20 de ayer en cercanías del Cementerio Municipal, pero se inició media hora antes en la parada de Moreno y Palacios, cuando José Segundo Ibáñez, alias "Cochengo", de 42 años, ascendió al colectivo de la empresa Tres de Mayo que lo transportó hasta el barrio Arrayanes. Al llegar a la calle Lengas, muy cerca de su domicilio, Ibáñez extrajo un revólver calibre 22 y obligó al conductor a entregarle la recaudación, pero cuando quiso descender el trabajador se abalanzó sobre él, y con la ayuda de otros pasajeros, lo dominaron. Primero fueron estos los que castigaron, pero luego se sumaron otros indignados vecinos que lo golpearon y quisieron lincharlo, y salvó su vida gracias a la llegada de los policías de la comisaría 28 del barrio Alto.

"Por culpa de chorros como vos el barrio tiene mala fama, nos suspenden el servicio de micros y ni siquiera los taxis y remises quieren entrar", eran las acusaciones más escuchadas durante el intento de linchamiento.

Ibáñez había sido condenado a 12 años de prisión en 1992 por matar el concubino de quien había sido su mujer, y ya gozaba de sus primeras salidas transitorias en Viedma cuando decidió viajar a Bariloche y no regresar a la cárcel. Fue detenido por eso, y gozaba de libertad condicional cuando volvió a ser detenido y condenado por hurtos de ganado mayor, y le unificaron la pena en 14 años de prisión. En octubre de 2002 se tragó una pila y la antena de una radio para obligar a las autoridades de la alcaidía a que lo internaran en el hospital, y desde allí huyó por una ventana en un descuido de su custodio. Permaneció prófugo hasta el 28 de noviembre de 2002, día en que fue detenido luego del intento de robo en la panadería "Jhonny", ubicada en Onelli y Sobral.

Pese a que no llegó a consumar el robo con armas que pretendía, el 16 de julio de 2003 los jueces de la Cámara Segunda del Crimen le impusieron 5 años de prisión, por el despliegue de violencia que realizó desde el inicio del hecho hasta su finalización. Si bien no logró el desapoderamiento de bienes, por causas ajenas a su voluntad, los magistrados merituaron en contra de Ibáñez que había efectuado un disparo contra la comerciante asaltada, y varios contra los policías que lo persiguieron, hiriendo a uno en un glúteo y acertándole a otro en la parte inferior de su chaleco antibalas.

Ibáñez, que también resultó herido en la refriega, se manifestó adicto a las drogas y el alcohol, y declaró que no recordaba lo que había sucedido. Le faltaba poco para recuperar su libertad, pero ahora deberán juzgarlo otra vez por robo con armas en grado de tentativa.

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