Viernes 12 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 37 > Deportes
Un dilema 'Mayor'
¿Por qué el tridente 'dorado' de Pekín no funciona en el equipo del 'Coco'?

El marco dorado que entregó la última postal de Pekín, fue por obra y gracia de un puñado de jugadores que son (fueron y ¿serán?) la columna vertebral de la selección Mayor. La misma que viene de decepcionar ante Paraguay, en Buenos Aires, y con Perú, en Lima.

Nadie podría dudar de la capacidad futbolística de Juan Román Riquelme, Lionel Messi y Sergio Agüero, el tridente 'mágico' que hizo posible la defensa de la medalla de oro en tierras chinas. De todas maneras a este trípode, en el equipo de Sergio Batista se le sumó una cuarta pata insoslayable: Ángel Di María.

Por las eliminatorias, el 'Coco' Basile quiso intentar algo parecido y citó para estos dos partidos al jugador del Benfica. Ante los paraguayos, la imprudencia de Carlos Tevez, expulsado a los 20', dejaba trunco el experimento ya probado por el 'Checho'. Un hombre veloz por el andarivel izquierdo como rueda de auxilio de los 'duendes', y encima con poder de gol.

Di María, con la Argentina jugando con 10 hombres, tuvo otras obligaciones a falta de un referente ante sus narices. Para el segundo tiempo, fue reemplazado por Agüero.

Ante Perú, el que ingresó en su lugar fue Jonas Gutiérrez, de características similares a las del ex Central. Pero el 'Galgo' se lesionó al cuarto de hora y cuando se creía que en su lugar entraría Di María, el que los hizo fue... ¡¡Battaglia!!. El experimento que tan buenos resultados había dado en Pekín, se perdía otra oportunidad.

En Lima quedó claro que el tridente 'mágico' con base en un triple '5' (Battaglia, Cambiasso, Gago), no dio resul

tado. Es verdad que se jugó en un ambiente casi belicoso, con un arbitraje permisivo como el impresentable juez paraguayo Carlos Amarilla, y que hacía falta un mediocampo batallador. Pero la Argentina debe usar otras armas, las mismas que lo llevaron a construir su rica historia.

Una muestra: el tanto del empate ante Paraguay que gestaron Messi-Riquelme-Agüero fue de colección. El problema es que fue la única muestra de que en estas tierras nacen jugadores distintos. Demasiado poco para 180'.

Es responsabilidad de Basile hacerle entender a Messi que no tiene la obligación de demostrar cada vez que toca la pelota, que de sus pies salen las cosas más maravillosas del planeta fútbol actual. O a Riquelme, donde cada balón que sobrepasa la mitad de la cancha, debe pasar indefectiblemente por su figura.

Será responsabilidad de Basile también, encontrar las variantes para que sus hombres más mimados, no parezcan sólo jugadores de cabotaje.

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