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La lucha de los K | ||
La reacción inicial de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su marido frente a la derrota contundente que les asestó el campo en el Senado consistió en amenazar con volver a Santa Cruz, dejando el país en manos de Julio César Cleto Cobos, acaso con la esperanza de que el caos resultante les permitiera poner en marcha un operativo retorno, pero después de pensarlo abandonaron la idea y comenzaron a adaptarse a las nuevas circunstancias. Desde entonces, la presidenta, con la colaboración de su cónyuge, ha hablado más con los medios de difusión, ha aceptado que el Congreso modificara, a veces radicalmente, los proyectos de ley que le envía el Poder Ejecutivo y ha hecho un esfuerzo por reconciliarse con los acreedores más importantes. Por su parte, el ex presidente Néstor Kirchner se ha reunido con "traidores" como el ex gobernador santafecino Carlos Reutemann y el gobernador cordobés Juan Schiaretti, algo que de acuerdo común hubiera sido inconcebible antes del voto "no positivo" de Cobos en el Senado. Mientras tanto, en Río Gallegos aparecieron pasacalles con la leyenda "Kirchner presidente 2011, Cristina gobernadora", que fue la forma elegida por sus partidarios más fervorosos de decir que el "proyecto" original del matrimonio sigue en pie. Pues bien: lo mismo que el presidente Carlos Menem diez años antes, los Kirchner entienden que en la Argentina el jefe tiene forzosamente a hacer creer que conservará el poder por muchos años más, ya que de lo contrario sus aliados no tardarán en trasladarse al bando de un dirigente a su juicio más prometedor. Si se difunde prematuramente la certeza de que su gestión tiene los días contados, correrán el riesgo de no poder terminarla por falta de apoyo. Por lo tanto, aun cuando los Kirchner mismos comprendieran que serían muy escasas sus posibilidades de mantenerse en la Casa Rosada después de diciembre del 2011, les convendría brindar la impresión de estar resueltos a quedarse. Con todo, es poco probable que sólo se haya tratado de una maniobra destinada a asegurar que sea más digna la gestión de Cristina, ya que parecería que ambos están convencidos de que a pesar del desplome estrepitoso de sus imágenes respectivas, con tal que maniobren con astucia podrían recuperar el terreno perdido. Los dos cuentan con algunas bazas importantes. En los días que siguieron al drama parlamentario, los ayudó la voluntad generalizada de que Cristina completara su período en el poder porque lo último que necesitaba el país era otra crisis institucional como la desatada por la virtual expulsión del presidente Fernando de la Rúa. Asimismo, el estado dividido de la oposición le impidió aprovechar la situación creada por el conflicto entre los Kirchner y el campo: aunque las acciones kirchneristas bajaron muchísimo, apenas subieron aquellas de los líderes opositores principales. Si bien últimamente las distintas agrupaciones opositoras han procurado cerrar filas en defensa de planteos determinados, todavía no se ha formado un frente a un tiempo coherente y amplio, encabezado claramente por una sola persona, que esté en condiciones de ofrecer al país una alternativa convincente. A menos que la situación así supuesta se modifique pronto, los Kirchner podrían ganar en el 2011 aun cuando no logren tantos votos como en el 2007. En cuanto a las elecciones legislativas del año que viene, tendrán que esperar que tengan éxito las listas peronistas: incluso si muchas se vieran encabezadas por "disidentes", dispondrían de dos años en que hacer uso de la caja para que regresen al redil. Desde el punto de vista de los Kirchner, pues, el panorama político no parece tan desesperante como creyeron hace un mes, pero desgraciadamente para ellos no muestran señales de estar por disiparse las sospechas de corrupción en gran escala que penden sobre sus cabezas. Por lo demás, es muy grande el riesgo de que les juegue en contra la economía que hasta hace poco conformaba la carta de triunfo más eficaz del matrimonio. A menos que el gobierno de Cristina consiga frenar la inflación, sincerar el INDEC y seducir a más inversores, bien antes del 2011 el país podría encontrarse en medio de una crisis lo bastante grave como para desvirtuar hasta los planes políticos más hábiles. | ||
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