El empate sin tantos con Bolivia, fue la gota de agua que hizo desbordar el vaso de la paciencia de los brasileños con la selección comandada por el técnico Carlos Dunga.
La prensa deportiva utilizó ayer palabras como "fiasco", "rabia" y "vergüenza" en sus comentarios sobre el desempeño de la "verdeamarela" en Río de Janeiro, en un estadio a medio llenar que, al promediar el partido, demandó a gritos la salida de Dunga del plantel nacional.
"Voy a seguir mi trabajo. Es normal enfrentar dificultades. La selección nunca lo ha tenido fácil en eliminatorias. Camino hacia Estados Unidos 1994 y Corea/Japón 2002, Brasil se clasificó en la última ronda", declaró el entrenador tras el encuentro ante Bolivia.
Dunga y varios jugadores coincidieron antenoche en minimizar la hostilidad de la hinchada, al reconocer que los abucheos fueron "normales" y "justos", ya que "la selección no jugó bien". Sin embargo, fuentes allegadas a la CBF admiten la posibilidad de que la entidad pase a evitar la realización de partidos de la "verdeamarela" en grandes metrópolis como Río de Janeiro y Sao Paulo, donde la hinchada virtualmente rompió relaciones con la selección de Dunga.