El 11 a las 11" ha demostrado seguir siendo la fórmula invariante más eficaz, como cita en su día para todos los maestros, frente al busto a Sarmiento de General Roca. Que ha superado no sólo el paso de los años, sino los cambios políticos y sus secuelas sectarias: inevitables posicionamientos ideológicos que por momentos absolutizaron la figura de Sarmiento, convirtiéndola en venerable o repudiable y, consecuentemente, generaron disputas por el espacio simbólico, lo que agrupó o excluyó a protagonistas docentes con trayectoria histórica de lucha y compromiso en común por la escuela pública.
Hablar de los maestros en esta localidad valletana del norte de la Patagonia nos remite al año 1884 de la ley 1.532, de creación de Territorios, y de promulgación y aplicación inmediata de la ley 1.420 de Educación Común, en este caso en la llamada "Colonia General Roca", con la creación de la primera escuela primaria en el pueblo viejo, muy poco después del sometimiento por la fuerza de su población originaria.
Durante este período de organización y desarrollo del sistema educativo que se extendió hasta 1955 con la provincialización, en sus comienzos y por varias décadas los maestros procedentes de otros países o de otras provincias -mediante nombramientos realizados directamente desde la Capital por el Consejo Nacional de Educación y aligerados en parte con la fundación de la Escuela Normal de Viedma (1917)- fueron construyendo socialmente las formas básicas de la vida escolar comunitaria local.
Llegada la década del '30, conocida como la "Década Infame" en la Argentina, por el predominio del fraude y la corrupción, en un clima de represión y carencia de derechos laborales hoy considerados elementales: como concursos, estabilidad laboral, indemnización por despidos etc, no había logrado conformarse un ideario de derechos suficientes para los trabajadores de la tiza y el pizarrón que se plasmara en una organización gremial. Aunque no faltaron intentos desde principios del siglo XX, no hubo solución de continuidad, fenómeno que se concretó recién en 1938.
La entrada a la década, después de una crisis económica mundial, significó un viraje sustancial en la orientación del modelo de desarrollo agroexportador hacia uno sustitutivo de importaciones. Basado en el incremento de la demanda de bienes de consumo masivo, repercutió sobre la estructura social con el crecimiento de actividades no agropecuarias, gran estímulo a la actividad industrial, migración rural a las ciudades, expansión continua de la educación formal y -al igual que ocurrió a nivel internacional- de desarrollo de la actividad sindical y negociación colectiva.
El fascismo y el nazismo atravesaron inevitablemente las discusiones centradas en la Guerra Civil española, ante una audiencia roquense de inmigrantes de variadas nacionalidades -lideradas por italianos y españoles- dividiendo reuniones, bandos y amistades.
La idea de gremio, llamativamente sugerida por el (inspector) visitador escolar, Emilio Hass, funcionario que quizás haciendo uso de la autonomía relativa que le otorgó el cargo -por su relación directa con los educadores, las distancias geográficas y de comunicación precarias con los organismos centrales y su propia determinación progresista de libre pensador- fue transmitida al maestro Virgilio Loyola, quien la asumió como propia para promoverla ante sus colegas.
Primeramente fue en una reunión informal en la Asociación Española y luego en Asamblea Docente en la Escuela Nº 42.
El 2 de octubre de 1938 quedó fundado el Centro de Magisterio "Sarmiento". Esta fecha histórica constituyó el comienzo de la organización definitiva del gremio docente, el que se mantuvo en funcionamiento ininterrumpidamente (salvo las excepciones de un año, con la intervención Olmedo en 1944, que dejó cesante a la mayoría de los integrantes de la comisión directiva y durante la dictadura militar de 1976). Devino como organización de segundo grado (nivel provincial) en la Federación de Maestros (Conesa 1947), Federación de Docentes Rionegrinos (1970) y finalmente Unión de Trabajadores de la Educación de Río Negro (1973).
De aquella asamblea surgió una comisión provisoria que funcionó por seis meses hasta tanto se eligió la definitiva, conformada de la siguiente manera: presidente Hugo Orozco, vicepresidente Carlos Miro Presas, secretario Virgilio Loyola, tesorera Etelvina de Perren; vocales Rosenda Godoy Díaz, Juan Carlos Tassara y Elizabeth Casinelli; vocales suplentes Vicente Zavala y María Luisa Matteini.
La comisión definitiva de abril de 1939 la integraron: presidente Hugo Orozco, vicepresidente Virgilio Loyola, secretario Aleardo Laría, tesorera Juana Godoy Díaz, vocales titulares Manuel Bulnes, Manuel Arenaza y Juan Carlos Tassara, vocales suplentes Ángela B. de Basail y Elizabeth Cassinelli.
En un principio, el centro tuvo fundamentalmente un perfil social y cultural y poco a poco fue asumiendo la representación colectiva de sus afiliados en cuanto a condiciones de trabajo y salarios, como lo demuestran las actividades desarrolladas durante los primeros diez años de vida. Las más frecuentes consistían en comidas de camaradería, charlas ilustrativas o "conferencias", propuestas de nombres a calles, agasajo a jubilados, discursos en los actos públicos, propaladores públicos de música folclórica y clásica y fundadores de escuelas, bibliotecas, museo y centros culturales. Producto de la proyección hacia fuera de la organización, al vincularse activamente con otras organizaciones gremiales del país y formar parte de ellas como la Unión de Maestros Argentinos, FAMA, UDA, ADA, CUTE y su propia práctica y experiencias locales cargadas de necesidades, fue adquiriendo un perfil gremial económico, social y cultural propio.
Los conductores gremiales destacables de ese período fueron Hugo Orozco, presidente tres años consecutivos; García Grossman, dos y Manuel Arenaza en cuatro oportunidades. Maestras de mayor presencia significativa: María Romera, Etelvina O. de Perren y Noemí Errico.
En los años sucesivos hasta la transformación del gremio en una entidad de peso político propio y de su inclusión como sindicato único, modelo de organización por su estructura democrática representativa -como se lo reconoció unánimemente en pleno proceso de cofundación de CTERA- tomaron la posta del liderazgo José Manuel García, Edgardo Rubina e Italo Laría, entre otros. Se convirtieron en clásicos referentes de aquella generación de maestros territoriales y formadores -sin proponérselo- de conciencia sindical, ética, solidaridad y ejercicio democrático.
Queda pendiente la lista exhaustiva de afiliados que -desde lugares menos visibles- con su participación continua, adhesión y compromiso permanente en todo el proceso de constitución, afianzando y consolidando la organización, posibilitaron su existencia real y permanencia. Vaya a ellos mi principal agradecimiento en este día, que continúa siendo parte de mi identidad laboral y personal.
ROBERTO "TONY" BALMACEDA (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Licenciado en Servicio Social