Un perito de Bomberos confirmó hoy que el portón interno de Cromañón, que estaba cerrado con candado y alambres, era "una salida de emergencia" pero la noche de la tragedia no podía ser abierto por "fuerza humana", sino que debía recurrirse a "herramientas adecuadas".
El perito Guillermo Larroque introdujo que "el candado todavía está colocado", relató Larroque, al tiempo que insistió que ese elemento impidió que se liberaran los pestillos que hubieran despejado la salida. "No se podía abrir sólo con fuerza humana", reiteró el perito, tras agregar que "lo importante era el candado, no el alambre.
Se trata de alambre de fardo, que no podía hacer resistencia ante la fuerza humana". Además, relató que la puerta "tenía un pasador que no debía estar allí", pero que por sí solo no hubiera resistido la presión del público que, en pánico, presionó en un desesperado intento de forzar su apertura.
Larroque, quien inspeccionó las puertas de Cromañón el domingo siguiente a la tragedia a las 9 de la mañana, rechazó en dos oportunidades que, por comunicar con un pasillo interno, la puerta no pudiera ser considerada salida de emergencia, aunque admitió que "no conformaba una excelente salida".
Los abogados querellantes le señalaron que atento a que esa puerta conducía a un pasillo que daba al garage, y desde ese pasillo se egresaba a la calle Bartolomé Mitre a través de una puerta y una cortina metálica, no se la debía considerar salida de emergencia.
Pero el perito insistió en que "la puerta claramente es una salida de emergencia", aunque admitió que la forma de alcanzar la calle ofrecía dificultades y no era la más adecuada. Concretamente, explicó que una persona que saliera corriendo y atravesara la cortina metálica "podía ser embestida por un automóvil" que circulara por Bartolomé Mitre.
El tribunal oral número 24, que lleva adelante el juicio, escuchará también hoy a otro perito de bomberos, Jorge Manganiello.
Fuente: DyN