Martes 09 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 28 > Sociedad
Se aproxima el día "D" para la Física Atómica
Mañana comenzará a girar el acelerador de partículas más grande del mundo. Los científicos esperan obtener respuestas acerca del porqué del origen del Universo.

GINEBRA, HAMBURGO - Vía libre para la máquina de experimentación más grande del mundo: el gran colisionador de hadrones ("Large Hadron Collider", LHC) es un acelerador de partículas con el que se pretende desvelar todos los enigmas sobre el "Big Bang", la gran explosión a partir de la cual se formó el Universo.

Con una fuerza nunca antes alcanzada se harán chocar partículas atómicas en un túnel anular de 27 kilómetros de largo. Esta miniexplosión tendrá lugar 600 millones de veces por segundo. Mañana, los primeros núcleos atómicos comenzarán a moverse en el acelerador de partículas anular.

Oficialmente el aparato del Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) en Ginebra, que costó 3.000 millones de euros (unos 4.300 millones de dólares) empezará a operar el 21 de octubre.

El LHC es un experimento de lo superlativo: según el CERN, es la máquina más grande jamás construida por el hombre. En el acelerador habrá una temperatura de 271,3 grados Celsius bajo cero, es decir algo menos que en el Universo, donde hay 270,4 grados bajo cero.

Al mismo tiempo, las colisiones de los núcleos atómicos harán que en el pequeño espacio alrededor de las mismas la temperatura sea 100.000 veces mayor que en el centro del Sol.

Un campo magnético, 100.000 veces más intenso que el terrestre, obligará a las partículas a mantenerse en una órbita. El consumo de energía del acelerador, de 120 megawatt, será similar al de la ciudad de Ginebra, de 160.000 habitantes.

Los protones llegarán al 99,9999991 por ciento de la velocidad de la luz, cada segundo realizarán 11.245 giros en el anillo subterráneo y se desplazarán 299.780 kilómetros.

Al igual que la máquina, también son de peso las preguntas que se pretenden responder: los varios miles de físicos que trabajarán con el LHC -entre ellos varios argentinos (ver recuadro)- esperan obtener información fundamental sobre la materia os

cura, sobre el enigma no resuelto de cómo logra la materia su masa y sobre la evolución del Universo.

Los científicos siguen sin poder responder por qué durante el "Big Bang" no se formó igual cantidad de materia y antimateria, que se hubiesen anulado mutuamente, sin dejar material suficiente para estrellas, planetas y finalmente también seres humanos.

"La pregunta es por último la siguiente: ¿por qué existimos en realidad? Eso es totalmente misterioso", indicó el físico alemán Siegfried Bethke. "En realidad, no podríamos existir. Eso es motivo suficiente para investigar".

Con su equipo en el Instituto Max Planck de Física, Bethke desarrolló partes fundamentales de ATLAS, el detector más grande del LHC. Los detectores masivos en las enormes salas subterráneas -ATLAS es tan grande como un edificio de cinco pisos- miden las partículas que se forman en cada colisión en el LHC.

A partir de esta lluvia de colisiones, los físicos esperan obtener gran cantidad de partículas elementales hasta ahora no descubiertas e indicios sobre nuevas leyes de la naturaleza, como por ejemplo la partícula de Higgs, que con frecuencia es calificada como una especie de "Santo Grial" de la física de partículas.

Debe explicar por qué las partículas tienen masa. Según la teoría del físico británico Peter Higgs, las partículas intrínsecamente no tienen masa. El Universo está impregnado de un campo, que ofrece resistencia a las diferentes partículas y en esta interacción les otorga masa.

"La partícula de Higgs muy probablemente no será el primer descubrimiento en el LHC", opinó el Premio Nobel de Física 2004, el estadounidense David Gross.

Según estimaciones de los equipos involucrados, podría llevar fácilmente cinco años. "Antes es muy probable que haya otros descubrimientos sensacionales, que nadie previó".

Es posible que el LHC pueda generar por primera vez partículas de la misteriosa materia oscura. Esta materia invisible forma alrededor del 80 por ciento de la masa del cosmos, pero sólo se hace notar por su gravedad. Se desconoce de qué está formada.

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