Hace mucho tiempo que Argentina no juega bien. Quizás haya que remontarse a los últimos años de Marcelo Bielsa para encontrar un buen funcionamiento colectivo.

Pero entonces se reclamaba menos vértigo y más pisada y pase corto. Gustos futbolísticos al margen, la selección de entonces sabía a qué jugar y, no menos importante, cómo hacerlo dentro de la cancha.

Hoy, se extraña aquella agresividad vertical (a veces excesiva, es cierto) y colma la paciencia tanta pisada y pase horizontal. Los últimos buenos partidos de la albiceleste fueron un compilado de buenas acciones individuales, más que grupales.

Así, nuestro desafío, entonces, es recordar cuándo fue la última vez que vimos un equipo cuando vimos a la selección y el desafío de Alfio Basile es lograr que definitivamente veamos un equipo, siempre.

No se trata de qué jugadores deberían estar o no porque esta vez están (casi) todos. (Casi) nadie discute las presencias, salvo algún que otro puesto (Carrizo por Abbondanzieri, por ejemplo). Se trata, en cambio, de lo que esos jugadores construyen de manera colectiva y no individual.

Ayer Carlos Tevez reconoció que "se me hace difícil jugar con Lio (Messi), Román (Riquelme) o el Kun (Agüero) porque todos juegan al pie y al equipo le falta profundidad". El Apache habló sobre lo que muchos se preguntan: si pueden jugar juntos. Para él parece que no tanto.

¿Entonces? ¿Cómo hacer para que Tevez y Messi no se contrapongan? ¿Es una cuestión táctica o de relación entre ellos dentro de la cancha, más allá de cualquier indicación técnica? Esta columna siempre rechazó la cuestión de sí pueden o no pueden...

Pero si Carlitos dijo lo que dijo, entonces habrá que reformular la pregunta excluyente y hacer que los talentos se combinen. Será un primer gran paso en la búsqueda de un equipo que juegue en equipo.

JUAN MOCCIARO

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