AVIGNON, Francia (DPA).- El parte meteorológico anunciaba fuertes tormentas para Avignon, pero los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) lograron evitar daños en los pasillos a pesar de los tremendos truenos.

"Tuvimos un debate enérgico, rudo", dijo con franqueza el anfitrión Bernard Kouchner. "Pero hemos salvaguardado la unidad". Ahora todo depende de si el presidente de turno del Consejo Europeo, Nicolas Sarkozy, logra mañana en Moscú que los rusos retiren sus tropas de Georgia. Si no, volverá a la orden del día la imposición de sanciones contra Rusia, lo que amenaza con provocar profundas divisiones dentro de la UE.

El viaje de Sarkozy a Moscú y Tiflis será por tanto una prueba de fuego para la nueva política exterior de la Unión, a la que le gustaría estar al mismo nivel que Estados Unidos en cuestiones de política mundial.

La ocasión se presenta favorable porque la posición de Estados Unidos se ha hecho poco creíble en Cercano Oriente y en el conflicto de Georgia por sus intereses unilaterales, se opina desde París.

Aparte, Washington se encuentra paralizado por el cambio de gobierno que se avecina. Europa no quiere ser sólo "una tropa de auxilio y un financiador" sino resolver conflictos activos y prevenirlos, dice Kouchner.