En la selección Argentina hay una desesperación de sus jugadores por demostrar que tienen que estar, como si la presión de saber que hay tantos candidatos en el banco y hasta en el planeta fútbol entero para ese lugar, los lleva a perder la línea. Muchos corren sin sentido, están en todos lados, pero a la vez en ninguno.

Este hecho potencia el individualismo, de por si marcado en un equipo con poco trabajo previo y que se junta un par de días antes para jugar.

La misma regla se aplica para los rivales, pero éstos no disponen de tantas "mega estrellas" y entonces las circunstancias son otras. La cues

tión colectiva alcanza otros niveles y, quizás, el mejor ejemplo de un seleccionado con esas características sea Paraguay, el casi verdugo de ayer. Vale para entender lo que se vio en el Monumental, donde quedaron 1-1.

Cancha mojada, pelota rápida, gol en contra a los 13 -Abbondanzieri se fue lesionado en esa jugada- y un hombre menos a los 30 por la expulsión de Tevez. Un panorama que nadie esperaba al final del primer tiempo para la Argentina.

Antes un tiro libre de Riquelme en el travesaño, dos desbordes y centros de Di María que no encontraron receptor y un remate de Messi que dio en la mano de un defensor. Lo apuntado y algunos arranques de "Lio", fue el producido del primer tiempo.

De cualquier manera el combinado local fue mucho más que el visitante, que se vio beneficiado con el grueso error de Heinze y el "apurón" del "Pato", que salió demasiado rápido. Haedo sólo estuvo para apurar y surtió efecto.

También hubo mucho desorden, sobre todo a la hora de defender -con la salvedad del siempre eficiente Mascherano- y exceso de voluntarismo, a la de atacar. Ahí se selló el 1-0 con el que terminaría la primera parte de la his

toria, una ventaja para Paraguay que nunca estuvo justificada.

Alfio Basile apostó con los cambios a que la segunda parte fuera otro partido y lo logró. Metió al "Cata" Díaz por el descontrolado Heinze y mejoró atrás; a Agüero por Di María, en un retoque táctico que dio resultado. Se llegó al empate.

Esa encarada de Messi, con pase al "Kun" para que definiera y estableciera la igualdad, puso cierta justicia en el marcador.

Después la "albiceleste" tuvo cuatro muy claras, con un cabezazo de Coloccini que se fue cerca del primer palo de Villar, un remate que Agüero desvió, luego de una excelente habilitación de Riquelme; otra vez el "Kun" que la tuvo solo frente al arco y la mandó por arriba; y el "Cata" Díaz que cabeceó a las manos de Villar.

Paraguay pese a estar con un hombre de más durante una hora produjo muy poco y hasta pudo irse derrotado. Argentina mostró dos caras, ninguna de las dos del todo satisfactoria, aunque por las alternativas del juego, haya que quedar conforme con el segundo empate en casa y el tercero en la Eliminatoria.