Energía es la palabra que mejor define el trabajo de Mayumana. Un cóctel explosivo de música, baile, teatro, percusión, alegría, humor e ingenio que hace sudar a una treintena de personas de diecinueve países y más de diez lenguas.
De increíble talento y creatividad, los Mayumana bien podrían representar la "metáfora de la globalización": son un mix de culturas y nacionalidades, recorren con soltura las grandes metrópolis del planeta y hasta le ponen el cuerpo a un comercial televisivo de Coca Cola.
Pero además, desde lo artístico, podrían encarnar la "metáfora de la modernidad": dejan de lado cualquier convencionalismo y hacen un show de vanguardia, sin racionalismos, donde exprimen las potencialidades sonoras de tachos de basura, latas, aletas tipo patas de rana y cualquier otro trasto u objeto.
Este crisol de ritmos, culturas, colores y sabores, lleva diez años actuando por el mundo con un templo virtual en Madrid y otro fijo en Tel Aviv, Israel ("La casa Mayumana"), ciudad donde fue concebido por los percusionistas Boaz Berman y Eylón Nufar. El nombre está inspirado en la palabra hebrea "Meyumanut" que significa "destreza".
La dupla creadora y directora de Mayumana buscaba "un poco de travesura y una chispa de locura con el ritmo imprescindible", como dijeron en una entrevista, y hoy tienen una compañía que es ejemplo de destreza artística y de multi-talento. "Los miembros del grupo son artistas que
fueron cuidadosamente seleccionados por su talento, versatilidad y personalidad", asumen a modo de credo los responsables de la compañía en sitio web de Mayumana (www.mayumana.com).
Mayumana se presentará hoy en Neuquén por primera vez. Harán dos funciones (a las 16 y a las 20) en el estadio Ruca Che, y luego seguirán de gira por Buenos Aires, Tucumán y Salta.
En este paso por Neuquén el elegido para hablar de Mayumana fue el único argentino de la troupe, Walter Zaga, un completito artista (percusionista, bailarín, cantante y músico) del barrio de Flores que ingresó al grupo hace casi una década, en 1999. Un año después de que Mayumana conmoviera al público israelí durante un festival de artes escénicas.
"Llevaba dos años dando vueltas por el mundo y estando en Israel, con intención
de radicarme, una amiga me dijo que estaban haciendo audiciones y participé, fui pasando de nivel hasta que quedé", cuenta Walter por teléfono desde Córdoba, donde cautivaron al público del estadio Orfeo el miércoles y jueves pasado.
La performance de Walter en escena es igual a la del resto de sus compañeros de Israel, España, Inglaterra, Brasil, México, Estado Unidos, Italia, Suecia, Suiza, Bélgica, Francia, Holanda y otras nacionalidades. Hace percusión, baila, salta, canta, actúa y ríe con la convicción de que toda esa multiplicidad de talento el público la siente con energía, con vibración y alegría.
"En el show tratamos de establecer un diálogo con los espectadores, de relacionarlos con lo que ocurre arriba del escenario, con el baile, el ritmo, la energía y el color que se transmite", asumió el artista que, además, negó que a esta altura haya alguna destreza artística que pueda intimidar a los Mayumana.
Dijo que Mayumana es una gran compañía "dividida en varios elencos" que generalmente hacen giras simultáneas. Por eso la mayoría de los integrantes tienen que aprender diversos roles dentro del espectáculo.
Para lograrlo ensayan seis horas diarias, en cualquier lugar del mundo donde estén, haciendo hincapié en la coordinación. Como parte del entrenamiento -precisó Zaga- dedican muchas horas al yoga, el pilate y las técnicas de percusión. Tan eufórico es el trabajo de Mayumana que ya están preparando el próximo show que se estrenará el 30 de octubre en Madrid. "Momentum" es el nombre de esta nueva creación "diferente a todo lo visto hasta ahora" donde "tiempo y sincronía son el hilo conductor" y "la música en directo tendrá un papel protagonista". De la experiencia de andar por el mundo y llevar una vida nómade, Zaga admite que valora la genial convivencia que tienen en el grupo, donde "hay un intercambio cultural muy grande". Fusión que existe y se nota sobre el escenario.