ESTAMBUL.- El coronel Muammar al Gaddafi no es sólo el líder africano que más tiempo lleva en el cargo, también es por mucho el más estridente de los líderes árabes.
El jefe de Estado libio, que gusta mostrarse en túnicas de vívidos colores, introdujo a su país en un trepidante zigzag desde la monarquía hasta una especie de república popular.
Después se encargó de que Libia fuera conocida como uno de los países que más apoyo daba al terrorismo internacional. Pero en el año 2003 anunció sorpresivamente que el terrorismo y el rearme no tenían sentido, y que por lo tanto suspendería la ayuda a grupos extremistas y todos los programas de desarrollo de armas de destrucción masiva.
Sólo existe una constante en Libia desde que Gaddafi y los suyos derrocaran en 1969 al rey Idris al Sanussi: el "hermano líder revolucionario", como se llama a Gaddafi en los discursos oficiales. Su imagen sigue siendo omnipresente en Libia. Los pintores lo presentan alternativamente como comandante con gafas oscuras o como hijo del desierto envuelto en una túnica.
Gaddafi, nacido en 1942 en una familia de agricultores cerca de la ciudad de Sirte, llevó al principio conscientemente a su país al aislamiento. Durante décadas hizo lo imposible por evitar la influencia occidental. Libia quedó prácticamente librada a su suerte cuando en los años 90 la ONU declaró un embargo aéreo contra el país norafricano por sus conexiones terroristas.
Quizás la sabiduría de los años haga que ahora Gaddafi se esfuerce por lograr la aceptación de la comunidad internacional anunciando el fin de la rivalidad con Estados Unidos y la antigua potencia colonial, Italia. O quizás el cambio sea obra de su hijo Seif al Islam, de 36 años, que en los últimos años reclamó sin cesar medidas de reforma y modernización del Estado. Ya antes, su hijo Al Saadi, fanático del fútbol, le había obligado a abandonar su empecinado rechazo a los eventos deportivos y a autorizar la construcción de estadios de balompié. Gaddafi había declarado antes que los espectadores que van a la cancha son "tontos" que deberían hacer deporte en lugar de mirarlo pasivamente. (DPA)