VALCHETA (Enviado especial).- Para el fiscal Marcelo Álvarez, el comisario Carmelo Rapimán confesó en su declaración "no haber cumplido la misión que le confió el Estado" al no asumir responsabilidades en la investigación originada por el crimen de Pablo Huenteleo, por el que se juzga en el fuero criminal al sargento de policía Rogelio Flores como presunto autor. Además, la acusación le endilgó al comisario e incluyó en su imputación al oficial principal Jorge Elizondo, no haber preservado el lugar del hecho, no dejar ninguna constancia del secuestro del arma homicida hasta las 11.30 aunque la orden del secretario judicial había sido impartida a las 7.30, tampoco haber tomado declaraciones a testigos ni medidas restrictivas hacia el supuesto asesino, integrante de la fuerza.
Por esas omisiones, Alvarez le pidió al juez Juan Bernardi, para el de mayor jerarquía, la pena de 6 meses de prisión en suspenso y la inhabilitación especial por el doble de la condena que se imponga. Mientras que para Elizondo pidió tres meses de prisión en suspenso y seis de inhabilitación especial.
La defensora de este último, Marta Ghione, solicitó al titular del Juzgado Correccional 6 la absolución de culpa
y cargo del imputado, mientras que el patrocinante de Rapimán hizo lo mismo por su defendido.
Favio Igoldi dijo que "era posible determinar una desordenada prevención pero no omisión ilegítima ni maliciosa" en la conducta de Rapimán, al desarrollar su función como preventor de la causa iniciada tras el trágico incidente que derivó en los disparos que provocaron la muerte de Huenteleo.
Mientras que Ghiani dijo que "Elizondo quería la mayor transparencia posible, por lo que esperó el arribo del Departamento de Criminalística", equipo de peritos que llegó a Valcheta desde Viedma pasado el mediodía, más de seis horas después de acaecido el ataque producido con arma de fuego.
Este juicio correccional se desarrolló ayer en esta tranquila ciudad de la Línea Sur, que el 8 de octubre de 2006 se vio conmocionada por la muerte del joven de 24 años.
Ese día, a las 5.30 de la mañana, cuando hacía pocos minutos que habían finalizado los festejos por el aniversario de la localidad, personal policial de recorrida fue alertado de que un hombre golpeaba a la esposa en la vía pública.
Intervinieron el sargento Flores y el cabo Javier Martínez, quienes se llevaron a la joven al Hospital para su atención, mientras que su esposo se fue por sus medios a su propia casa.
La oficial Sandra Fernández -quien ayer declaró como testigo- ordenó a Flores y a Martínez que procedieran a la notificación de Huenteleo. Al ir a este sitio cerca de las 6 de la mañana, se produjo un episodio de violencia que terminó con la muerte del joven frente a la mirada de sus padres.
A partir de ese momento comenzaron las supuestas omisiones por parte de la policía por las que se acusa a Rapimán y a Elizondo, quienes tomaron conocimiento por la oficial Fernández de lo que había ocurrido en casa de Huenteleo.
Ayer, al declarar frente a Bernardi, Rapimán dijo que derivó la responsabilidad operativa en su segundo Elizondo y que buena parte de la mañana se dedicó a hablar con los medios que al enterarse llamaban por teléfono.