Si hoy se cerrara la eliminatoria sudamericana, Brasil tendría que disputar el repechaje para clasificarse al Mundial de Sudáfrica. Quinto en la clasificación, la verdeamarela no gusta y son muchos los aficionados que prefieren perder ante Chile el domingo para que esa caída también voltee definitivamente a Dunga, el entrenador más cuestionado después de Sebastiao Lazaroni a comienzos de los '90.
Pero Brasil es Brasil y nadie, empezando por ellos mismos, imagina una Copa del Mundo sin el pentacampeón. Por eso no les importaría perder y complicarse aún más si eso ayuda a que se vaya Dunga.
Y como Brasil es Brasil, se ríe. Aún cuando no parece haber motivo para hacerlo. Presionado por la tambaleante situación de Brasil en las eliminatorias y el fracaso ante Argentina en los Juegos Olímpicos de Pekín, Dunga precisa con urgencia no solamente una victoria, sino también una actuación convincente ante los chilenos. Ante ese escenario, Dunga parece haber cedido a las presiones y colocó ayer en el terreno de entrenamientos a un equipo con tres atacantes, Ronaldinho, Robinho y Luiz Fabiano.
En la jornada de entrenamientos, Dunga incluso utilizó una línea de mediocampo con dos jugadores de contención, con Gilberto Silva y Josué, acompañados por un jugador con vocación ofensiva, Diego.
Para Ronaldinho, la fórmula para el éxito es marcar el primer gol cuanto antes: "Vamos a luchar para conseguir un gol ya en el inicio, porque eso nos dejaría muy cerca de la victoria, ya que nuestro adversario tendría que abrirse y nos daría espacio para jugar con velocidad", reconoció el delantero del Milan, único confirmado en el ataque. "Brasil tiene jugadores mortales en los contraataques y salir en ventaja sería fundamental", subrayó Ronaldinho.
El resto del equipo es una incógnita, ¿lo será también para Dunga? Como sea, Brasil va mal y juega peor, pero nunca deja de reir, aunque esta vez no se sepa bien de qué.