En Rusia reina ambiente de victoria tras la cumbre extraordinaria que celebró el lunes la Unión Europea en Bruselas: Como era de esperar, la UE mantuvo una postura "suave" y la puerta hacia Occidente abierta.
"Un triunfo de la razón": con estas palabras alabó el jefe de gobierno ruso, Vladimir Putin, a los europeos durante su visita a Uzbekistán, donde se aseguró rápidamente nuevos acuerdos para el suministro de gas natural.
Mientras los líderes rusos no ven motivo para actuar ante el estancamiento del conflicto, medios rusos advirtieron sobre futuras sanciones y un mayor aislamiento para Rusia.
En principio, no se espera una distensión hasta la visita del presidente francés, Nicolas Sarkozy, el próximo lunes a Moscú, auguró el experto en política cercano al Kremlin Gleb Pavlovski.
Georgia sigue exigiendo con desesperación la retirada del Ejército ruso de las zonas tapón frente a Abjasia y Osetia del Sur.
Pero los cerca de 500 soldados, según Putin, estacionados en Georgia sólo se irán cuando sean reemplazados por observadores internacionales.
Moscú ve en Georgia una amenaza constante, pues teme que la ex república soviética pueda recuperar sus regiones separatistas con una ofensiva militar. Un experto militar crítico con el Kremlin, Pavel Felgenhauer, alertó contra un rápido desarme en Georgia.
Existe la posibilidad de que el próximo año estalle "una guerra de guerrillas a gran escala" en la región, escribió el experto en el diario opositor "Novaya Gaseta". "La crisis acaba de empezar, durará mucho tiempo y será grave", profetizó ayer el diario económico "Vedomosti".