Martes 02 de Septiembre de 2008 Edicion impresa pag. 10 y 11 > Regionales
Inés Ragni: "Olea, quiero saber qué pasó con mi hijo"
La madre del joven desaparecido increpó al general. Sus palabras conmocionaron a los presentes.

NEUQUÉN (AN/ACE).- "Si quieren morir tranquilos, digan dónde están, no sean orgullosos. Yo también quiero morir sabiendo que Olea dio la orden de matarlos", le dijo de frente Inés Ragni al general (r) Enrique Braulio Olea al término de su declaración ayer en la que buscó infructuosamente que los militares salieran de su silencio sobre el destino de su hijo y de los otros desaparecidos.

En una sala que parecía contener la respiración en busca de un gesto o una respuesta del general enfundado en el chaleco antibalas, la madre de Oscar Ragni le reclamó a los militares conocer el destino de su hijo. Pero la respuesta nunca llegó y los militares mostraron indiferencia ante el planteo.

El relato de la búsqueda de la madre por su hijo fue desgarrador e intenso, dicho con simpleza, desde el alma y sin vueltas ni discursos aprendidos. Ni los funcionarios judiciales resultaron indemnes; se los vio conmovidos ante el relato, aunque sin las muestras de estupor que embargó al público detrás del blindex.

"No soy tonta, quiero saber la verdad. Sé que mi hijo no apareció, quiero que me digan mis hijos dónde están", reclamó a la fila de imputados; y luego al tribunal le explicó que "es la verdad que esperamos hace 32 años".

Describió que había "nacido como madre de hijos que faltan de la casa" desde que comenzaron a encontrarse en el Obispado con familiares de jóvenes "de Cutral Co, de Cinco Saltos, de Cipolletti y Barda del Medio".

Ragni detalló como el 23 de diciembre de 1976 un "hombre que en pleno verano iba con piloto" la interceptó en la vereda de su casa preguntando por Oscar Ragni, que no sabía si era el padre o el hijo.

Dijo cómo su sobrino Oscar Roberto de Caso, que trabajaba para el destacamento de inteligencia del Ejército, esa mañana en la que su hijo dormía, fue a preguntarle a ella si su primo estaba en la casa para "marcarle" el blanco al grupo de tareas. También mostró su impotencia porque en el momento en que su hijo salió a la vereda para ver quién lo buscaba, ella no se enteró "si venían de una esquina u otra", porque estaba atendiendo al público en la estafeta postal que funcionaba en su casa del barrio Progreso, a pocas cuadras del barrio de oficiales y suboficiales del Ejército.

"Nunca lo perdí de vista en todo lo que hacía, y el único día que lo dejé solo, se lo llevaron estos mal... florecidos", se quejó ante al Tribunal.

Con su pañuelo blanco sobre la cabeza, Ragni pidió permiso para hablar con los militares al término del relato de la desaparición de su hijo, "ellos tienen muchos años, pero yo también", argumentó. Luego de varias intervenciones de los abogados sobre si correspondía o no, los jueces le permitieron decir lo que quisiera manifestar.

Con la mirada buscó a Luis Alberto Farías Barrera y a Olea, pero sólo encontró al segundo porque el mayor Farías, que en 1976 se "había hecho el amigo" y en la sala misma de su casa les ofreció el dinero para que fueran a Bahía Blanca y se entrevistaran con el comandante del V Cuerpo para preguntar por su hijo, permaneció ayer en la U9 porque no quiere estar en la sala de audiencias.

Ragni centró su reclamo en Olea, que no expresó palabra ni hizo ningún gesto. "Tienen la obligación moral si quieren morir tranquilos, de decir lo que saben", insistió Ragni ante la falta de respuestas de los militares para saber el destino de los desaparecidos. Como no hubo respuestas, saludó al tribunal y se retiró en medio de un aplauso redoblado del público, que también la saludó de pie al ingreso a la sala. Durante su declaración explicó que como Madre de Plaza de Mayo "vamos a seguir de pie hasta que en este jurado se diga la verdad. Es la verdad que esperamos 32 años. Fuimos (ella y su esposo) a preguntarle a Olea qué pasaba con nuestros hijos (en 1976) y hoy le seguimos preguntando que hicieron con nuestros hijos. Este es mi hijo que hoy estoy buscando, él sabe que lo estoy buscando", describió.

Inés Ragni dijo que cuando fueron con su esposo Oscar a hablar con Olea para comentarle que había pasado con su hijo mayor "nos dijo que no sabía nada, nunca nos dijo la verdad, él debe saber qué pasaba en el batallón", planteó.

Aseguró que a Farías Barrera lo vio en el Comando y en su casa, cuando el militar se ofrecía a interceder ante sus superiores para ver la posibilidad de darle noticias de su hijo secuestrado.

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