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La deserción en el primer año de la UNC llega al 50% | ||
La vicerrectora Teresa Vega señala que muchos alumnos fracasan en el examen inicial. | ||
NEUQUÉN (AN).- La deserción de ingresantes universitarios se define en apenas una par de horas, el tiempo que -estimamos arbitrariamente- demora el primer examen. En ese par de horas, puede definirse el futuro no ya de un estudiante sino de la persona. Es allí donde la mitad de los cursantes define qué hacer, seguir o no, según sea el éxito o el fracaso. Las estadísticas son demoledoras, el primer examen reduce al 50 por ciento la cantidad de estudiantes en el primer año. "El primer examen puede definir si un chico sigue o deja una carrera universitaria. Hay una expectativa muy grande, entonces si salgo mal es porque no sirvo, porque no tengo la inteligencia necesaria", razona la vicerrectora de la Universidad Nacional del Comahue (UNC), Teresa Vega, al analizar el pensamiento de los estudiantes. Para Vega, entre los muchos alumnos que fracasan en el primer examen -y en consecuencia dejan de lado su sueño universitario- la mayoría tiene la capacidad suficiente para avanzar con una carrera. Pero, esos estudiantes, no alcanzan a entender las nuevas reglas de juego. Por muchos motivos, pero sobre todo por una mala base en el secundario y la inseguridad que plantea el desconocimiento brutal del nuevo escenario. "En la Universidad del Comahue, tratamos que ellos sepan que los que se quiere es que sigan, que no se vayan. Hay un montón de factores que entran en juego a la hora de ingresar a una carrera universitaria, nivel socioeconómico, si trabajan o no, si los padres son profesionales, si tienen apoyatura familiar o si lograron o no una beca. Por eso, se prevén las instancias de contención que lentamente van dando algún resultado", dijo la vicerrectora, a cargo del rectorado de la casa de altos estudios. "Desde 2003 hasta ahora estamos trabajando con programas de tutorías que son financiados por Nación y además hay horas de atención al alumno que nos han dado excelente resultados aunque paradójicamente no son muchos los estudiantes que se animan y se suman. Quienes lo hacen, logran una cercanía, confianza con el docente y se dan cuenta que es posible construir juntos", destaca Vega. En la UNC -describe- se trabaja colaborando con el estudiante no sólo para que esté conceptualmente preparado para afrontar los desafíos académicos. También se trabaja para acepté que es posible fallar. "Hay dos dificultades, por un lado la dificultad de la frustración del primer examen, donde los chicos en muchos casos salen mal y no vuelven; y la otra es las dificultad propia ante una tarea que es enorme y a la que no estaban acostumbrados", agregó Vega. Está claro que el déficit de egresados, sobre todo en las universidad públicas, tiene que ver también con los problemas endémicos del sistema educativo argentino. Un reciente informe de la Dirección General de Planeamiento del Consejo Provincial de Educación de Neuquén reveló que de cada diez alumnos que ingresan a la enseñanza media sólo cuatro se reciben. Peor en las escuelas técnicas: sólo tres de cada diez pueden ponerle un marco a su primer título. Los sobrevivientes al primer gran tamiz no tienen frente a si un camino sencillo, si es que finalmente deciden ir en busca de un título profesional. A los problemas tradicionales hay que sumarle otros con chapa patente siglo XXI: Internet, esa inmensurable biblioteca de Alejandría. "Los alumnos tienen acceso a muchísima información, cosa que es muy buena, pero para preparar un trabajo, cortan y pegan, pero para cortar y pegar no hay un proceso de elaboración y preparación, muy necesario en esta etapa de su formación, para que pueda él, con su cerebro, construir el conocimiento. Entonces es algo que puede ser una posibilidad que no teníamos en otras generaciones pero que todavía no está bien canalizado su uso", explicó Vega. Para la vicerrectora de la UNC debería incluso enseñar el uso de la red en las escuelas. "Debería haber un planteo sobre los estudiantes para que esa información sea utilizada en el marco de relaciones que ellos deben hacer con otros contextos. En generaciones anteriores, al no tener tanta felicidad con la belleza que es la imagen, el esfuerzo caía en la lectura. La lectura da mucho trabajo y la lectura sola no alcanza. Tras la lectura se debe sintentizar y a ello debe seguir un cuadro. Eso es aprender a estudiar". | ||
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