Lunes 01 de Septiembre de 2008 > Carta de Lectores
El campo y la política

Entre otras cosas, la derrota que los productores rurales asestaron al gobierno de los Kirchner tanto en el Congreso como en la calle significó la irrupción en el mundillo político nacional de una fuerza poderosa que no se sentía cabalmente representada por ningún partido importante. Es lógico, pues, que a partir de entonces muchos hayan especulado en torno de la posibilidad de que los ruralistas formaran un partido propio, contestando así el desafío que les planteó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al dar a entender que en su opinión el resultado de las elecciones de octubre pasado le otorgó el derecho a exigir a su antojo impuestos a cualquier sector y que en lugar de protestar el campo debería tratar de conseguir una cantidad mayor de votos. Aunque partidos sectoriales se dan en algunos países en los que, como en el nuestro, el sistema de representación política está tan fragmentado que a los lobbistas les conviene aprovechar las divisiones actuando como afiliados de un partido comprometido con intereses muy limitados, a la larga sería mejor para el campo que sus dirigentes hicieran valer su poder esforzándose por convencer a los líderes de las principales agrupaciones existentes, en especial el PJ y la UCR, de abandonar los absurdos prejuicios antirrurales que desde hace muchos años los han caracterizado.

La idea de que esté gestándose un partido agrario recibió un estímulo de la asamblea ganadera que se celebró días atrás en Olavarría. Los voceros de las cuatro organizaciones que conforman la Comisión de Enlace fustigaron al gobierno no sólo por su incapacidad patente para formular una política agropecuaria coherente sino también por mentir sobre la inflación y por no hacer lo suficiente para garantizar educación, salud y seguridad. Asimismo, según el vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas, además de incluir a candidatos surgidos del movimiento del campo en las listas del PRO de Mauricio Macri y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, "ahora apuntamos a tener nuestros propios legisladores". Si bien dicha aspiración es legítima, no contribuiría a fortalecer las instituciones políticas del país ya que nuestro déficit más importante en tal sentido consiste precisamente en la falta de partidos amplios, pero así y todo comprometidos con una visión política definible, que se basen en el apoyo de una variedad de sectores distintos.

El éxito de la campaña del campo contra las retenciones móviles y el respaldo que le dio una parte sustancial de la clase media urbana harta de las tácticas intimidatorias favorecidas por los Kirchner y de su insistencia en interpretar todo cuanto sucede a través de un prisma ideológico rudimentario, podría ser el inicio de un cambio sociopolítico importante. Debido en buena medida al peso electoral que tiene el conurbano bonaerense, peronistas, radicales, izquierdistas y otros están acostumbrados desde hace mucho tiempo a tratar al campo, y por lo tanto a la mayor parte del interior, como nada más que una fuente de ingresos fáciles. Una víctima de las políticas resultantes ha sido el federalismo, razón por la que en su rebelión contra la rapacidad kirchnerista el campo se ha visto acompañado por varios gobernadores conscientes de que sería mejor que sus jurisdicciones dependieran más de sus propios recursos y menos de los caprichos de un Poder Ejecutivo nacional siempre propenso a tratarlos como si fueran clientes pedigüeños. Asimismo, a raíz del largo conflicto del gobierno de los Kirchner con el campo, muchos políticos y otros se han dado cuenta de que a esta altura es ridículo suponer que el país ha de elegir entre un "modelo agroexportador" por un lado y uno "industrial" por el otro, cuando por su conformación geográfica el único viable sería uno "agroindustrial". Mal que les pese a los aún persuadidos de que la agricultura es una actividad primitiva, propia de pueblos resignados al atraso, mientras que la industria es moderna por antonomasia y por lo tanto simboliza el progreso, el campo sigue constituyendo el gran motor de la economía nacional, además de ser el único sector internacionalmente competitivo, y merced al crecimiento vertiginoso de China y a los avances registrados por la India, continuará siéndolo por muchos años más.

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