MÉXICO (AFP) - Vestidos de blanco, con una vela y en silencio, miles de mexicanos salieron ayer a las calles en la capital y otras 70 ciudades para exigir a sus políticos que detengan la violencia desbordada que ya ha causado casi 3.000 asesinatos y unos 400 secuestros en lo que va del año.
El pasado día 21 las altas autoridades nacionales reaccionaron ante la indignación ciudadana reuniéndose y firmando una serie de compromisos contra la inseguridad.
Pero tras la cumbre llegó la semana más violenta en México desde el inicio del mandato del presidente Felipe Calderón en diciembre del 2006, según publica el diario Reforma que da cuenta de 167 asesinatos, incluidos los de 24 policías, y 21 decapitados.
Doce de los cadáveres descabezados fueron hallados el jueves en Yucatán (sureste), y pese a la detención de tres sospechosos que portaban un hacha y palas, estos macabros crímenes intensificaron la sensación de inseguridad de los mexicanos y su hartazgo por la falta de respuesta de los políticos, cuando no por la directa participación de fuerzas de seguridad en delitos.
Por ello, las quince asociaciones civiles y empresariales organizadoras de la manifestación reclamaron enfáticamente a la clase política que no acudiera a esta gran movilización.