-¿ Cómo ves el empeño, las ganas, las ilusiones que pone mucha gente por llegar al festival cada año, como si fuera la puerta a algo mucho más importante en la carrera de un folclorista?
-Sí... sí... es así... se trata de la vidriera por excelencia para mostrar lo tuyo y los jóvenes muy bien lo saben, los resultados están a la vista en muchos casos son revelación en Jesús María y luego consagración en Cosquín. Me conmueve ver las ilusiones de los jóvenes de todo el país premiados por el aplauso festivalero, que no retacea el público de Jesús María cuando recibe bien el mensaje de un buen cantor.
-¿Cómo compararías a uno y otro festival, qué diferencia a Cosquín y a Jesús María del resto de los festivales?
-Desde el comienzo mismo de cada uno se trazaron un objetivo que aún hoy perdura (como decía Martín Fierro "no se apartaron de la huella) y eso es lo fundamental y el por qué de su continuidad exitosa. Jesús María preserva sus contenidos y objetivos, la tradición en todas sus expresiones y el destino de la recaudación es para los colegios de la zona. Por su parte, Cosquín tiene el compromiso de mostrar en su escenario toda la movida nacional y también lo cumple a rajatabla, con los riesgos que eso implica, por ejemplo que algunas propuestas no le gusten a todos...
-En el presente, ¿dónde estás viviendo?
-Vivo en Córdoba , con mi familia, tengo cuatro hijos: María de los Ángeles que vive en Neuquén, Juanci, Charly y con mi actual esposa Fabiola tuvimos una hija, Camila.