Rusia intentaba el fin de semana calmar el juego, en vísperas de una cumbre de la Unión Europea, el lunes en Bruselas, dedicada a la crisis ruso-georgiana, mientras el primer ministro británico, Gordon Brown, amenazó con revisar "totalmente" las relaciones entre la UE y Moscú.
El sábado el presidente ruso Dimitri Medvedev pidió a los gobiernos europeos que envíen más observadores a Georgia para vigilar el cumplimiento del alto el fuego por parte de las fuerzas rusas y georgianas, abriendo así la puerta a una cooperación con la UE para resolver el conflicto que estalló a principios de agosto, tras una ofensiva georgiana en la región separatista de Osetia del Sur.
Rusia "se pronuncia a favor del envío de observadores adicionales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) a la zona de seguridad y el establecimiento de una vigilancia imparcial de los actos del gobierno georgiano", dijo Medvedev a Brown el sábado en una conversación telefónica, según el Kremlin.
Pero Brown advirtió en una columna el domingo que la respuesta militar rusa en Georgia y el reconocimiento de dos regiones georgianas separatistas, Osetia del Sur y Abjasia, dejan poco margen a la UE para cambiar el curso de las relaciones con Moscú. "A la luz de las acciones rusas, la UE podría revisar - totalmente - sus relaciones con Rusia", advirtió Brown en el semanario británico The Observer.
Ayer ya había advertido a Medvedev que "espere una respuesta europea determinante" en la cumbre de Bruselas. Georgia reclama a la UE sanciones "contra la élite rusa", luego de romper sus relaciones diplomáticas con Rusia tras la decisión de Moscú de reconocer como Estados independientes a Osetia del Sur y Abjasia. Pero la presidencia francesa de la UE indicó que las sanciones no son por ahora una opción y que los líderes europeos están discutiendo una respuesta que podría incluir medidas para reducir la dependencia europea del gas y el petróleo rusos.
Justamente en ese sentido se pronunció en su artículo el jefe del gobierno británico, al entender que las acciones rusas en Georgia ponen de manifiesto la necesidad urgente para Europa de encontrar recursos alternativos para abastecerse de petróleo y gas.
"Ninguna nación puede estar autorizada a estrangular energéticamente a Europa", escribe Brown. "Sin una acción urgente, nos arriesgamos a dirigirnos como sonámbulos hacia una dependencia energética respecto a colaboradores menos estables y menos fiables", agregó. Según él, la UE debe "construir lo más rápidamente posible relaciones con otros productores de petróleo y gas", por ejemplo aumentando el suministro del mar Caspio.
Ayer, Medvedev reiteró que Rusia "cumple los seis puntos" del acuerdo de alto el fuego alcanzado con Georgia, pese a los repetidos llamados de Occidente para que retire completamente sus tropas de territorio georgiano. Los 56 países miembros de la OSCE decidieron días atrás enviar hasta 100 observadores a Georgia, confiando en que una mayor presencia llevaría a Rusia a abandonar sus posiciones en el oeste de Georgia.
En vísperas de la cumbre europea, los ministros ruso y alemán de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov y Frank Walter Steinmeier respectivamente, coincidieron en "la necesidad de poner fin a los intentos de utilizar la situación en torno a Georgia (...) para incrementar la tensión en Europa, especulando sobre amenazas que no existen sobre otros países (ex soviéticos)", según el Kremlin. Ese texto aludía a declaraciones que días atrás hizo el canciller francés, Bernard Kouchner, sobre el hecho de que Moscú podía tener "otros objetivos" como "Crimea, Ucrania y Moldavia".
Mientras tanto, Rusia enfrenta una oleada de críticas respondiendo con cierta soberbia, incluso a Estados Unidos, el mayor apoyo de Tiflis. El vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, visitará Tiflis el martes, en un nuevo acto de apoyo a la ex república soviética, donde las tropas rusas entraron el 8 de agosto.
Fuente AFP