NEUQUÉN (AN)- Operarios municipales con amoladoras y tenazas levantaron las estructuras de 22 puestos ambulantes del bajo comercial durante la madrugada del viernes.

Cuando los feriantes llegaron horas después a los puestos entraron en estupor porque en el lugar no había nada. Poco a poco se dieron cuenta de que no podía ser otra que la municipalidad la que había intervenido porque no quedó ni un solo puesto en la vía pública.

Las personas que reconocieron como propios los elementos incautados fueron infraccionados y ahora se encuentran a la espera de que el juez municipal fije la multa y les devuelva sus cosas. Desde mesas de madera a anaqueles de hierro, sillas, chapas, mostradores y estructuras de todo tipo secuestró la municipalidad porque por la noche quedaban atados con cadenas y candados a postes de luz, carteles y árboles.

"Pretendíamos que sacaran las estructuras por voluntad propia; de ahí que en mayo los notificamos y no actuamos inmediatamente. En estos cuatro meses intentamos persuadirlos y que reflexionen, no hubo modo", planteó el director de Comercio e Industria, Pablo Piccinini.

El funcionario comentó que más que por denuncias de comerciantes se actuó por reclamos de vecinos porque en las veredas "prácticamente no se podía caminar" y "por supuesto" -agregó- en cumplimiento de la ordenanza 10.009 que regula la venta ambulante y el uso del espacio público.

El operativo sorpresa comenzó a la medianoche y concluyó después de las tres de la mañana, cuando casi no hay personas en la calle, para evitar conflictos. El área de acción está comprendida por Sarmiento-Mitre y Perito Moreno-Alcorta, entre Láinez y Tierra del Fuego.

Piccinini descartó la relocalización de los comerciantes callejeros a algún sector de la ciudad en función de las experiencias desarrolladas por administraciones anteriores, que "dieron origen a tres ferias y sin embargo -destacó- seguimos teniendo vendedores ambulantes... todo tiene un límite".

El mentor y director de este operativo fue el titular del área Vía Pública, Mauro Espinosa, que supervisó personalmente las acciones. Un conductor que pasó casualmente cuando los agentes municipales estaban en plena acción relató que "era impresionante la rapidez con que trabajaron; parecían entrenados: mientras unos cortaban con amoladoras otros los cargaban".