Tras muchos años de misterio, un arqueólogo y musicólogo alemán consiguieron iluminar aspectos desconocidos de la música de los aztecas, cuyos instrumentos musicales tienen un sonido completamente distinto a los tradicionales.
El investigador del museo alemán Reiss-Engelhorn, Arnd Adje Both, analizó los movimientos del aire dentro de flautas y silbatos aztecas por medio una tomografía computada que le permitió descubrir cómo se producía su particular sonido, semejante a ráfagas de viento y al sonido de las tormentas.
Este sonido se produce, a diferencia de los instrumentos tradicionales, "cuando dentro de las flautas se chocan dos corrientes de aire diametralmente opuestas dentro de lo que he llamado una 'cámara del caos'", aclaró el científico.
Se trata de flautas con forma de calaveras que representarían la unión de dos seres divinos, Mictlantecuhtli, dios del inframundo, y Ehe
catl, dios del viento. "La vinculación se aclara cuando se piensa que los aztecas creían que el viento del norte venía la tierra de los muertos", explicó, por su parte, la profesora de Culturas Americanas Antiguas de la Universidad de Berlín, Ursula Thiemer-Sachse.
Como la música generada por una flauta compuesta por dos pequeñas esferas dobles -que emite dos sonidos a través de sus cuerpos, pero uno levemente retrasado respecto del otro y en un tono distinto- por lo que se cree que era utilizada por los aztecas para la guerra. "Nuestro cerebro no puede procesar los dos sonidos al mismo tiempo -explicó Both- por lo que luego de un tiempo de estar expuesto a esos sonidos deja de insistir en procesarlos y la persona que los escucha puede caer en una suerte de trance".
El sonido emitido "se adapta perfectamente para mover a los guerreros a un estado emocional cercano al desgarramiento", señaló el arqueólogo que especuló con que "en algunas ceremonias esos instrumentos eran tocados durante varios días". (Télam)