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LA PEÑA: Genialidades y ridiculeces | ||
JORGE VERGARA (jvergara@rionegro.com.ar) | ||
Un poco de folclore, un poco de baile, algo de malabarismo, mucho de cosas increíbles, una porción de tango y una larga lista de imitadores, conforman los invitados, en definitiva los protagonistas, del reality Talento Argentino. Y la verdad que uno de sus cometidos está bien logrado, suma gente de todo el país, se parece en algo a Coronados de Gloria, de Canal 9, aunque con una temática mucho más amplia. Eso abre el juego al interior, algo no muy frecuente para la televisión argentina y en definitiva deja un espacio para la aparición de talentos. Lo que a nosotros nos toca tiene que ver con el folclore. En realidad le dan bastante espacio al género, eso está claro. Lo que no me parece muy acertado es el criterio de selección de quiénes siguen y quiénes no, generalmente resuelto por el nochero Kike Teruel, con la adhesión de Catherine Fullop y Maximiliano Guerra, que por lo general no se meten en esta temática y lo que dice Teruel es lo que vale. Y no es que Kike no sepa evaluar, por el contrario, le sobra conocimiento del género y experiencia. Pero tal como está planteado el programa, las lágrimas de Fullop o las caras de Guerra condicionan muchas veces el pasar o no pasar de ronda. Y esas caras o lágrimas no siempre significan calidad. En varios casos, los chicos pasan de ronda no tanto por que canten bien, sino porque nadie se atreve a decirles que de verdad tienen mucho que aprender. Es casi el preanuncio de que en la próxima ronda quedarán afuera. Llegará, indefectiblemente el momento en que tendrán que evaluar la calidad de lo que muestran. Diría que se evalúa simpatía, que se evalúa cuánto conmueven y no tanto lo que saben del folclore que van a mostrar. ¿Y quién dice que en las próximas rondas mostrarán algo mejor?. A diferencia de Coronados de Gloria, donde tenían clases de todo tipo, donde aprendían a cantar, donde les enseñaban aspectos claves para la presentación en un escenario, el programa de Telefé sólo los muestra a la hora del concurso. El jurado muestra muchas adhesiones innecesarias. Fullop dijo en uno de los últimos programas "a mi me gustó mucho lo que hiciste, pero voto por no". Guerra muestra un humor acotado a la hora de escuchar algunos exponentes y eso condiciona todo lo que viene. Si uno votó por sí o por no, es probable que los que sigan voten igual. Por lo general no se contradicen entre ellos. El rol de Teruel es tibio, su carácter es apagado, no le pone emoción a su papel de jurado y hace que cuando las miradas están puestas sobre el jurado, los veredictos sean poco convincentes. Quiero decir que la idea es buena, los personajes que aparecen en el escenario despiertan grandes expectativas en algunos casos. Se ven genialidades, pero también unos cuantos arriesgados que no le temen al ridículo y se animan a imitar una gallina, hacer las veces de Sandro, de Elvis o interpretar las notas de un tema musical con los sonidos de la nariz. De todos modos, es una oportunidad muy valiosa, más allá de la plata que está en juego, porque permite a los que no tienen escenario, a los que aspiran a llegar, a que los vean, a que los escuchen, contar con un ámbito con televidentes garantizados. No es nada despreciable esta oportunidad, es el camino tal vez para conseguir una vidriera a la que de otro modo no se accede jamás. Lo mejor del programa son los protagonistas, capaces de hacer maravillas o no tanto. Lo que no me gustó es el jurado. | ||
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