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La crisis se expande | ||
Hace aproximadamente un año, muchos confiaban en que merced al crecimiento económico fuerte de casi todos los países una crisis en Estados Unidos no tendría repercusiones graves en el resto del mundo, pero en la actualidad la teoría del "desacoplamiento" no parece del todo convincente. Aunque hasta ahora la gigantesca economía norteamericana no ha caído en la recesión prevista, otras que permiten un nivel de vida equiparable como la europea y la japonesa se achicaron en el segundo trimestre del año corriente y la del Reino Unido podría estar por hacerlo. Los países europeos más afectados han sido Alemania, Francia, Italia e Irlanda, mientras que los españoles han tenido que acostumbrarse a la idea de que el crecimiento impulsado por un largo boom de construcción ya haya llegado a su fin y que en adelante será necesario depender de actividades un tanto más sofisticadas. La contracción de virtualmente todas las economías avanzadas no podrá sino tener consecuencias negativas para las demás, incluyendo a la argentina. La caída brusca de los precios de los commodities que se ha registrado últimamente golpearán a todos los países que dependen de su venta, lo que es una mala noticia para aquellos cuyos gobiernos suponían que se mantendrían muy altos por muchísimos años más. Entre los perjudicados estarán los países petroleros -en un lapso muy breve, el precio del barril de crudo cayó el 22 por ciento-, razón por la que han surgido dudas en cuanto a las perspectivas económicas frente a Venezuela. La crisis que fue desatada por el colapso del mercado inmobiliario estadounidense no tardó en trasladarse a Europa y al Japón. En enero, los europeos y japoneses esperaban disfrutar de otro año de crecimiento acaso moderado pero así y todo saludable, razón por la que el frenazo les ha sido una sorpresa desagradable. Es más que probable que la crisis llegue pronto a China y otros países asiáticos, además de América Latina. Al reducirse las exportaciones de bienes manufacturados chinos a los países ricos como consecuencia de la merma de los ingresos, se intensificarán los esfuerzos por vender más a los del Tercer Mundo que, por su parte, procurarán defenderse contra "la invasión" así supuesta con las medidas proteccionistas de siempre, a pesar de que sirvan para reducir el poder de compra de los consumidores. El panorama, pues, se ha ensombrecido mucho, recordándonos que siempre es peligroso apostar a que la economía mundial haya dejado atrás los ciclos tradicionales al consolidarse un "nuevo paradigma". Como ha ocurrido en tantas ocasiones en el pasado, el optimismo generado por algunos años de crecimiento vigoroso estimuló a los dispuestos a tomar riesgos excesivos. A comienzos del siglo actual, la fe ilimitada en las nuevas tecnologías informáticas provocó la manía de los "punto com", cuando inversores supuestamente sensatos pagaban sumas fabulosas por empresas apenas existentes, que culminó con el estallido costosísimo de la burbuja resultante. Si bien la expansión que se dio después de aquel contratiempo se basó en realidades decididamente más auténticas que las que tantas ilusiones motivaron cuando las acciones tecnológicas y afines estaban de moda -una consiste en el crecimiento asombrosamente rápido de la industria china-, era de prever que tarde o temprano se interrumpiera, castigando no sólo a los incautos sino también a muchos otros. Nadie está en condiciones de vaticinar lo que sucederá en los próximos meses y años. Como suele ser el caso, los hay que prevén una declinación catastrófica de la economía norteamericana y otros que creen que lo peor ya ha pasado y que los países avanzados, encabezados por Estados Unidos, pronto reanudarán el crecimiento. Con todo, siempre es mejor prepararse para enfrentar una eventual crisis económica internacional de proporciones de lo que es mantener cruzados los dedos y rezar a que todo salga bien. ¿Es lo que hizo el gobierno kirchnerista que tuvo la buena suerte de estar en el poder en un lustro en que la coyuntura internacional resultó ser sumamente favorable a un país como la Argentina? Por supuesto que no, razón por la que en el exterior hay tantos que sienten preocupación por el destino a mediano plazo que aguarde a la crónicamente inestable economía nacional. | ||
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