COPENHAGUE (DPA)- Hay historias infantiles que no envejecen con el tiempo. No importa cuantos años cumplan.
Es el caso de la Sirenita. Un personaje que ya ha visto multiplicada su imagen en películas, libros, cuadernos y hasta mochilas y dulces.
En medio de la lluvia y la fría temperatura del agua, 95 ondinas de Copenhague celebraron ayer el 95 aniversario de la Sirenita en su mismo elemento.
Como ya es tradición desde hace algunos años, la asociación de turismo reunió a un número de nadadoras danesas equivalente a los años de antigüedad de la estatua para saltar al agua junto al muelle de trasatlánticos cerca del emblema de la capital del país.
La estatua, de 1,25 metros de altura, hecha de bronce y surgida del cuento del mismo nombre de Hans Christian Andersen, está sentada desde 1913 sobre su aleta.
Más de un millón de turistas la fotografían anualmente y en
los últimos años ha sufrido varios ataques vandálicos.
En 1964 y 1998 desconocidos le serraron la cabeza durante la noche.
La primera nunca volvió a aparecer, mientras que la segunda fue devuelta después de unos días por los arrepentidos vándalos.
En 1984 le cortaron el brazo derecho y en 2003 unos desconocidos separaron con un explosivo la estatua, de 175 kilos de peso, de su base y la arrastraron al agua.
El creadores de la figura es el escultor Erik Eriksen, para quien posó como modelo la entonces famosa bailarina Ellen Price.
Al no querer ésta prestar su busto descubierto para la eternidad, la sirenita sólo se asemeja a Price en la cabeza.